 Alex Delgado @ADelgadoM_ |
Maverick Viñales ha salvado los muebles en casa de Aprilia. Así lo reconocía el piloto español al finalizar el Gran Premio de Italia, que se disputaba este fin de semana en Mugello, un escenario en el que los problemas con su Aprilia han hecho que tenga que conformarse finalmente con la octava posición a más de nueve segundos del podio.
El piloto catalán ha apuntado a la prensa desplazada al circuito que sabía que iba a sufrir este fin de semana en Italia, especialmente al tener una de las motos con la velocidad punta más limitada sin rebufo: “Me esperaba muchísimo más de este fin de semana, pero empezamos con un hándicap muy grande en el primer sector y el último que es la recta”.
El compañero de equipo de Aleix Espargaró ha asegurado que ha sido esencial hacer una buena elección de los neumáticos para la carrera -fue el único en apostar por el medio trasero-, aunque ha reconocido que no ha sido suficiente para estar rodando entre los primeros, lo que le ha hecho estar batallando en el grupo perseguidor durante gran parte de la prueba: “Hemos escogido bien el trasero, era la mejor elección para nuestra moto. El blando era bueno, pero a las diez vueltas se empezaba a mover demasiado y no avanzabas. Con el medio a mitad de carrera he hecho buenas vueltas, pero nunca es suficiente”.
En ese sentido, ha comentado que sus rivales no han tenido una caída del neumático tan significativa como la que él ha sufrido, pero ha podido aprovecharse de los puntos fuertes de su moto, como es el paso por curva, para acercarse al resto: “A ellos no les han bajado el neumático, hay que estudiar y aprender de ello. Lo que es cierto es que donde tienes que hacer paso por curva la moto funciona, en el segundo sector me acercaba muchísimo a Morbidelli y al resto, pero pagaba demasiado en el último sector”.
La Aprilia RS-GP es una de las motos más físicas que hay actualmente en la parrilla junto a la Yamaha. Así lo aseguran sus pilotos, entre los que se encuentra Raúl Fernández, que después de los test oficiales, viajará a España para someterse el próximo martes a una nueva intervención de síndrome compartimental.
Sobre ello, el de Roses ha destacado que por suerte no está sufriendo con sus antebrazos, aunque apunta que la sobrecarga muscular en esa zona es algo que entra dentro de la normalidad por el elevado peso que tienen que aguantar para pilotarla: “Soy un toro (risas). Es una moto física y hay que empujarla. Con el downforce tan mítico que tiene es complicado, pero ese es mi punto fuerte. Me he sentido bien durante el fin de semana, es normal que se te carguen los brazos, estás sujetando un bicho de 300 CV. Me lo esperaba peor”.
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Por último, ha destacado que sabe reconocer fácilmente los síntomas del síndrome compartimental, recordando que hace unos años estuvo a punto de no terminar una carrera: “El primer síntoma es que te cuesta soltar el gas y luego no frenas. Solo me pasó una vez, en 2018 en Assen, lo pasé muy mal, se me quedó el gas abierto y casi me fui a la grava”, zanjaba Maverick Viñales.
