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La Dirección General de Tráfico (DGT) ha vuelto a poner en funcionamiento a las motos camufladas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Después de un 2023 nefasto en lo que a cifras de siniestralidad se refiere, el plan de actuación de Pere Navarro incluye el regreso de estas particulares motos a ciertas partes de la geografía española; y ya se han anunciado dónde terminarán llegando.
El director del organismo concedió una entrevista a ‘El País’ en el que afirmó su regreso: “A partir del verano, habrá motos camufladas patrullando por las carreteras, de forma que el motorista que está al lado de otro puede ser un guardia civil”.
Estas motos son oficiales, pero no están rotuladas. Es decir, que a simple vista parecen motos particulares, y no llevan ningún rótulo de la Benemérita. Al mismo tiempo, los agentes que circulan con ellas tampoco van uniformados, sino que van de ‘paisano’ y con ropa de calle. Es difícil reconocerlos, aunque algunos de los agentes llevan un chaleco fluorescente.
Los modelos que tienen en el garaje de tráfico para patrullar son dos: las antiguas BMW R 1150 RT y las Honda ST 1300 Pan European. Ya se han visto en multitud de ocasiones, especialmente en su campaña piloto hace dos años, incluso hay fotografías en las redes sociales en las que los usuarios han apuntado las matrículas.
Lo que no se sabe con exactitud es el número de motos que hay, y si la operación se extenderá a más comunidades autónomas de las previstas. En cualquier caso, en la campaña piloto la DGT anunció que había 34 motos camufladas rodando por España. Intuimos que en esta ocasión al cifra, si no igual, será mayor.
Además, ya se sabe dónde van a estar patrullando estas motos porque ha sido la propia DGT quien lo ha confirmado. Hay seis comunidades autónomas en las que estarán rodando: Andalucía, Valencia, Galicia, Baleares, Canarias y Castilla y León. Los lugares elegidos para patrullar serán “rutas frecuentadas por motoristas”; básicamente tramos de carreteras convencionales pobladas de moteros donde las infracciones habituales suelen darse en mayor medida.
Los números de sinistralidad del colectivo motorista avalan este tipo de actuaciones. Para la DGT estas cifras son inaceptables: los motoristas fueron en 2023 el colectivo que más incrementó su mortalidad con 299 fallecidos, 45 más que en 2022.
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Esta medida no hace más que seguir a las ya planteadas, y que incluyen un endurecimiento de las pruebas para el carnet A de moto; el establecimiento de un curso obligatorio para los conductores del permiso B con tres años de antigüedad que quieran conducir motos de hasta 125 centímetros cúbicos y el uso obligatorio del casco integral o modular y los guantes homologados a los motoristas en carretera.