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Si decimos Rossi inmediatamente se nos viene a la cabeza Valentino. Pero su padre también fue alguien importante en el mundo del motorsport. Porque antes que ser el padre de Valentino Rossi, Graziano tuvo, y casi consiguió, el hito de convertirse en una de las grandes estrellas del motociclismo italiano y mundial.
Rossi (padre) debutó en el mundial en 1977. Llegó en la época Sheene, cuando Barry ya llevaba su segundo título. Debutó en 1977 en el Gran Premio de las Nacionea de 1977. Por aquel entonces solo seleccionaban a los 10 mejores pilotos, y él quedó 13º. Total, que su debut completo sucedió un año después, en el ’78 con una Suzuki de 500 cc. El italiano quedó aquella temporada 16º.
En el 1979, justo cuando nació Valentino, culminó la mejor temporada hasta la fecha. Corría en 500 cc con una Suzuki y en 250 cc con una Morbidelli. En el cuarto de litro se agenció tres victorias, acabó 3º en la general. En el 1980 Rossi competía con una Suzuki 500RG, y aquel año empezó ganando en casa. Ganaría también en Assen, pero una tempranera lesión le hizo perderse los últimos GGPP, y aún con esas, acabó 5º. Desde entonces, hizo dos temporadas más sin pena ni gloria. En las 200 millas de Imola se salvó de morir, y dijo basta.
Tras un largo proceso de recuperación decidió pasarse a las cuatro ruedas, a los rallies. Y es casi el motivo que nos ocupa hoy. Graziano siempre fue aficionado a los coches, y no hay más que ver el garaje privado que guarda el padre de Valentino en su Tavullia natal.
Un youtuber italiano se ha colado en la vida de Graziano durante 48 horas. “Vale también es mi ídolo”, le cuenta para romper el hielo, y justo antes de abrir las puertas de su enorme nave plagada de coches y hasta de su propio circuito de drifting privado. Porque sí, el padre de Valentino Rossi es un auténtico friki de cruzar los coches, y especialmente de los viejos BMW.
Las joyas que aguardan en el garaje del padre de Rossi son espectaculares. Y no solo hablamos de una cantidad indecente de scooters muertos de risa. Dentro del garaje tiene vehículos tan exóticos como un par de Corvettes, Porsche 911, y varios BMW, incluido un M5 de Valentino que está cogiendo polvo desde hace años.
La joya de la corona es un Audi R8 V10 manual con el que Graziano disfruta cruzando en su imponente circuito cerrado. Y para quien no se lo crea, el padre de la leyenda de MotoGP se atreve a cruzarlo con el youtuber de copiloto (y asustado).
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Al día siguiente van a otra pequeña nave que tiene el padre de Rossi, y allí salen a la luz otras tantísimas máquinas. Algunas paradas e inservibles desde hace años, otras en funcionamiento. Subaru, BMW preparados para drifting, Ford, Porsche, Audi, Masserati, Toyota, Mazda… Al italiano no le ha dado por contar cuánto dinero tiene metido en vehículos, pero aquello parece más una escena de rodaje de ‘Fast n’ Furious’ que el garaje del padre de Valentino Rossi. Y prueba de ello, aquí lo tienes: