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Jorge Lorenzo tuvo la suerte de mostrar su mejor versión cuando las fábricas de MotoGP y los equipos de las categorías intermedias pagaban auténticas burradas de dinero a los pilotos más competitivos. Hablamos, sobre todo, de la primera década del 2000, cuando las motos se veían en abierto en todos los países y gozaban de unas audiencias televisivas de absoluta locura, con grandes premios que, en el caso de España, congregaban a más de cinco millones de personas frente al televisor.
Aquella exposición mediática atrajo a centenares de empresas y patrocinadores dispuestos a dejarse su dinero por colocar su logotipo en las motos y los monos de los pilotos, y no hablamos solo de la categoría reina; en 125 (después Moto3) y 250 también hubo pilotos con sueldos que a día de hoy serían impensables para una clase intermedia, y uno de los mejor pagados en aquel entonces era Jorge Lorenzo, que llegó a sumar dos títulos del cuarto de litro sobre una Aprilia antes saltar a MotoGP con Yamaha.
Durante su último paso por el podcast Tengo un Plan, el ya expiloto mundialista ha hablado del ritmo de vida que llevaba cuando ya empezó a embolsarse cifras económicas respetables, especialmente en 2010, cuando ganó su primer mundial de MotoGP. Lorenzo recuerda que, entonces, tenía 23 años "y todavía no me había comprado ningún deportivo, iba con un Fiat 500 y tan a gusto. No entendía a la gente rica, ¿qué tiene esto de ir en un Ferrari o un Mercedes? No lo entendía, era feliz con mi Fiat 500. Luego lo entendí", dice con una sonrisa en la boca.
El #99 no esconde que su contrato con Yamaha le permitía "comprar perfectamente" un deportivo; con poco más de 20 años "ya era millonario" admite el pentacampeón del mundo, "pero seguía con mi Fiat 500" apunta, un coche que se había comprado en 2011.
La fortuna de Jorge Lorenzo empezó a crecer de forma considerable cuando corría en la categoría de 250 cc. Allí, dice, "ya empecé a ganar algún millón", y años después, tras su fructífero viaje con Yamaha, fichó por Ducati, un contrato que le reportó cerca de ocho millones de euros anuales y que fue, según Lorenzo, "el último en lograr un contrato hipermillonario" además de Marc Márquez y sus 15 kilos por temporada con Honda.
Sobre el de Cervera, Jorge cuenta que "fue el único que firmó por cuatro años, cobrando cinco veces más que el segundo y el doble de lo que ganaba yo en Ducati. A parte de Márquez, ya no se gana lo que llegamos a ganar los últimos 10-15 años. Rossi, Pedrosa, Márquez, Stoner y yo conseguimos contratos muy buenos, muy millonarios, ahora se paga menos".
Ahora, desde la pandemia de COVID, el mallorquín cree que "se paga menos" en MotoGP, y argumenta que "las fábricas lo aprovecharon un poco para bajar a la mitad los salarios. Ducati apostó solo por pilotos jóvenes que querían demostrar algo, yo fui el último piloto consagrado, galáctico como dice Florentino Pérez. Luego está el tema de que las carreras no están en abierto, lo ve menos gentes y es menos interesante para los espónsores y las fábricas. A partir del COVID se bajaron el salario de los pilotos".
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En opinión de Lorenzo, los pilotos deberían aprovechar ahora la entrada de las carreras al Sprint para exigir un notable aumento salarial en la próxima renovación de sus contratos, es decir, a finales de este mismo año, cuando la mayoría de integrantes de la parrilla finalizarán su vinculación con sus fábricas y equipos actuales: "Ahora está el tema de las carreras al Sprint, hacen el doble de carreras aunque sean más cortas, y en el próximo contrato van a querer ganar más dinero. Será el doble de bonus y de salario, porque habrá el doble de carreras", lanza el #99.