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Raúl Fernández y Miguel Olivera son protagonistas de uno de los cambios más llamativos en MotoGP en los últimos años: la llegada (o regreso) de los norteamericanos al paddock del mundial de motociclismo. Serán los abanderados del proyecto del Trackhouse, que tuvo que adelantar la compra de sus dos plazas en MotoGP ante el inminente problema que tuvo el RNF con Dorna.
Oliveira ya está preparado, aunque en noviembre pasó por una operación idéntica a la de Marc Márquez para solucionar el síndrome compartimental. El portugués mencionó en la presentación del equipo que “he tenido tiempo de recuperarme” y que diciembre fue especialmente “un mes duro, pero pude entrenar bien y ahora estoy al 100 % para Sepang”.
Miguel ha tenido la oportunidad de entrenar a puerta cerrada con una RSV4, y aunque dice que “todo parecía ir bien, es una moto bastante diferente a una MotoGP, una cosa es pilotar una moto de carretera y otra pilotar una MotoGP, son dos cosas muy diferentes”.
Este año, en el box del Trackhouse contarán con una moto pareja a la oficial, lo que para el piloto luso significa “dar un salto de dos años, de la moto de 2022 a la de 2024, las sensaciones serán diferentes y necesitaré tiempo para adaptarme”. Ya vaticina que “en las dos primeras carreras quizás no alcance el potencial máximo, pero luego me podré mantener consistentemente en las primeras posiciones”. Está claro que tiene mucha “fe en Aprilia”.
El cambio del RNF al Trackhouse parece tener contento a Oliveira, que menciona que “la primera impresión es buena, entiendes que vienen de las carreras y puedes ver en la decoración su enfoque hacia MotoGP. Ahora necesitamos ganar experiencia juntos, carreras tras carrera, el tiempo nos permitirá conocernos mejor”.
Y eso que el Trackhouse tiene bastante experiencia en NASCAR, un deporte que no parece agradar del todo a Miguel: “He visto la NASCAR cinco minutos en televisión, no lo puedo entender, pero ahora podré con este equipo”, decía entre risas.
Oliveira ha sido uno de los candidatos a subirse a otras motos. Entre los rumores circulaba su posible fichaje por el Repsol Honda Team, al final fallido, o su futuro a bordo de la RS-GP oficial de Aleix Espargaró, cuando se retire. Sobre qué hay de cierto, Oliveira menciona que “el año pasado terminé 9 de 21 carreras, así que mi único pensamiento es devolverle a Aprilia la confianza que han demostrado en mí”.
Como el resto de pilotos, en 2024 vencerán la mayoría de contratos: “El 90 % de los pilotos no tienen contrato, así que estoy preocupado como todos los demás. Yo diría que es demasiado pronto para hablar del futuro, no lo tengo en mente ahora. Teniendo en cuenta que ven sus contratos rotos antes, podrían abrir una ventana a mitad de temporada, como en el fútbol, para cambiar de equipo en mitad de la temporada, pero no me corresponde a mí decidir estas cosas”.
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Finalmente, el piloto se queja del gran número de carreras en este calendario, y le “gustaría que hubiera menos carreras al sprint, como piloto”.