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Pocos pilotos han sufrido tanto en su juventud como Jorge Lorenzo para cumplir su sueño de ser campeón del mundo de motociclismo. La siempre complicada relación personal que el balear mantuvo con su padre Chicho marcó profundamente el carácter del pentacampeón del mundo, especialmente en sus años de adolescencia y mayor rebeldía, cuando Jorge se hartó de la rectitud de su progenitor y abandonó el abrigo paterno en pro de su representante, Dani Amatriain, lo que provocó la ira de Chicho.
Jorge Lorenzo ha sido el protagonista de la última entrega del podcast Tengo un Plan, una larga entrevista en la que el expiloto de Yamaha, Ducati y Honda habla abiertamente de cómo fueron aquellos años tan duros junto a su padre, al que compara con los entrenadores soviéticos más duros por su disciplina y esa necesidad de alcanzar siempre la perfección en todo.
"Mi padre copió el método de entrenamiento de gimnastas y nadadores, los observaba en el polideportivo, y lo aplicó en mí cuando era un niño", arranca el #99. "Nadie lo hacía en ese momento. Mi padre fue superduro, mano de hierro, el típico entrenador chino y ruso de las niñas gimnastas. He mamado esa disciplina y perfeccionismo desde pequeño. Cuando me independicé de él con 17 años, seguí un poco esa línea de perfeccionismo, incluso la fui aumentando. Estudiaba a los mejores, compraba las biografía de Doohan, de Schwantz... a través de Google y YouTube, aprendía cosas viendo vídeos y noticias de carreras".
Cuando Jorge solo tenía diez años, sus padres decidieron divorciarse; el mallorquín tuvo que elegir entonces con quién se quedaba, y aunque la idea pasar tanto tiempo junto a su padre no era de su agrado, sabía que era la única forma de seguir ligado a las motos: "Mis padres se separaron cuando yo tenía 10 años, pude elegir entre irme con mi madre o mi padre, podía elegir el tutor. Mi hermana se fue con mi madre, y yo con mi padre. No fue por cariño, fue porque sabía que con mi padre podía ser campeón del mundo, con mi madre, con ella se acababan las motos".
Por las manos de Chicho Lorenzo han pasado muchos chavales que aspiraban a repetir los éxitos de su hijo, pero la mayoría se fueron quedando por el camino, y Jorge cree que su carácter tiene mucho que ver: "A mi padre le considero una persona muy inteligente. Si no es el mejor, es de los mejores entrenadores de pilotos. Pero tiene el problema de que es tan exigente y sargento, que al final los niños no pueden aguantar su ritmo. Entonces los niños se van por su mano dura, pero yo no tenía otra opción para ser campeón del mundo. Vivía con él".
Cuando Jorge Lorenzo estaba completando su tercer y último año en 125, todo explotó. El #99 se hartó de los métodos de su padre, y antes de cumplir la mayoría de edad, abandonó el domicilio familiar para irse a vivir a casa de una persona muy cercana a su mánager, Dani Amatriain, lo que provocó un cisma entre su padre y su representante.
"Cada vez que íbamos al gimnasio en el coche, nos matábamos", cuenta Jorge sobre su padre. "Ahí decidí independizarme con 17 años, irme a vivir con el amigo de mi primer mánager, a su casa. Ahí empezaron los problemas. A mi padre no le sentó bien, y empezó a discutir mucho con mi primer mánager. Hubo episodios involucrando la prensa muy feos, no me hablé con mi padre durante cinco o seis años".
De entre las muchas barbaridades que Jorge leyó en la prensa, la que más le dolió llegó días antes del Gran Premio de Italia del año 2006, cuando su padre Chicho le comparó con un yonqui en un momento en el que Jorge estaba sufriendo más de la cuenta. Aquel año, Lorenzo recuerda que "mi padre criticaba a saco a mi mánager y mi entrenador, decía cosas muy feas, básicamente que le habían robado a su hija y que se estaban aprovechando de mí. Entonces yo ahí me empecé a caer y tener malos resultados. La prensa aprovechó la situación y se creó una película, un cruce de declaraciones entre mi padre y mi primer mánager".
Y regresando en el tiempo a aquella carrera en Italia, en 2006, el cinco veces campeón del mundo cuenta que, en aquel momento", yo estaba a 19 puntos de Dovizioso, me había caído mucho y estaba en una situación límite. Mi padre dijo el jueves 'si mi hijo gana el domingo, es como darle una dosis a un yonqui'. Imagina la presión que tenía. Solo podía ganar esa carrera del domingo, la presión era brutal con mi padre y mi mánager enfrentados, y la prensa por todos lados. Con 18 años, imagina cómo estaba mi cabeza".
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Finalmente, Jorge hizo lo imposible por llevarle la contraria a su padre, así que acabó llevándose la victoria en esa carrera y, a la postre, selló ese mismo año el primero de sus cinco títulos mundiales: "El domingo gané. Por mis huevos les pasé a todos en la última vuelta. A mitad de campeonato pasé a Dovizioso y al final gané el campeonato", rememora el ya expiloto mundialista.