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Harley-Davidson es una marca de motos muy particular. A los norteamericanos se les conoce por un catálogo de motos más enfocado hacia lo custom, como la familia Street, V-Rod, Sportster, Dyna o Softail. Últimamente, también han virado hacia el generoso y amplio mercado de las trail con la Pan America, por ejemplo.
Sin embargo, como ahora se han desvinculado de su tradicional línea de producción con la Pan America, un día hicieron lo propio con las deportivas. Sí, en la historia de la marca de Milwaukee existe una superbike, y es un tesoro del que se conservan muy, pero que muy pocos, y que no muchos conocen: es la Harley-Davidson VR1000.
Esta peculiar moto representa un capítulo muy particular y emocionante en la historia de los americanos. La VR1000 se creó con un solo propósito: ser una moto homologada con la que poder correr en la serie de carreras americana AMA Superbike. Así que se limitaron a fabricar una estrictamente para el objetivo; entonces la normativa ordenaba que tenían que fabricar 25 para calle y otras 25 para circuito.
Es decir, que solo existen 50 en todo el mundo, y una de ellas se va a subastar este 2024. Una moto que sigue siendo un mito porque, además de las pocas que existen, su parte mecánica es especialmente delirante, así como el cambio de filosofía de la marca, que pasó de crear motos cruiser y turismo para pasarse a las altas prestaciones de las superbikes.
No en vano crearon una máquina única. Esta moto equipaba un motor bicilíndrico en V a 60 grados con refrigeración líquida y doble árbol de levas en cabeza, lo que suponía un cambio con respecto a los motores Harley de bielas de empuje y refrigeración por aire. Con su cilindrada de 996 cc ofrecía unos 135 CV de potencia, que para la época no estaba nada mal. Lo curioso es que heredaba la filosofía de H-D al tener dos cilindros en V.
En la parte ciclo encontramos algo sugerente para la época: un bastidor de doble viga de aluminio, suspensión ajustable y componentes de última generación para su época. Lo curioso es que el modelo que se vende aquí es una de esas 25 versiones que estaban destinadas para correr en circuito, pero, en cambio, nunca llegó a hacerlo. Es prácticamente una moto virgen.
Su dueño, que ahora la subasta, dice que “se ha pilotado en dos ocasiones para dar vueltas de exhibición”, pero nada más. Antes de recaer en una casa de subastas, el primer y último dueño fue un coleccionista japonés que la compró para su exposición directamente al distribuidor de H-D en Japón.
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Semejante obra de arte y joya única de colección no tendrá un precio asequible. Se pondrá a la venta en la próxima subasta de ‘Mecum Auctions’ en Las Vegas, y ya valoran la moto entre 90.000 y 110.000 dólares, una cifra considerable, pero también una especie única.