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Arrasar en la categoría benjamina en su estreno mundialista es algo que muy pocos pilotos han logrado a lo largo de la historia del Mundial de Motociclismo. Lo que no lograron figuras de la talla de Valentino Rossi o Marc Márquez fue pan comido para Pedro Acosta, vencedor del título de Moto3 en 2021, su año de rookie, un inesperado éxito que en cierto medida acabó afectando al piloto del Puerto de Mazarrón un año después, en su salto a la clase de Moto2.
En una entrevista recogida por Motogp.com, el ahora bicampeón del mundo de motociclismo cree que su éxito tan prematuro en el campeonato no le sirvió de ayuda en su año de adaptación a Moto2, una temporada más complicada de lo esperado para un Acosta que cerró su debut con la Kalex del Red Bull KTM Ajo en una 5ª posición, habiéndose asegurado tres victorias en sus primeros pasos en Moto2.
"Uno de los mayores problemas de mi carrera es que llegué al mundial y gané en mi primer año", opina el piloto español. "Esto quizás acabó siendo más un problema que algo bueno, porque no sabía lo que era llegar al campeonato y pasarlo mal, no ganar carreras... todo llegó en muy poco tiempo. En ese momento era muy joven y no sabía lo que era pasar un mal año".
El tenerlo todo de cara en su primer año en Moto3 le complicó la vida en 2022, sufriendo más de lo esperado sobre su Kalex Moto2: "En 2022 subí a Moto2 y todo llegó. Empecé a echar de menos algo más de feeling con la moto, empecé a caerme muchas veces... y ahora ya sé lo que es tener un mal año. Entendí lo que supone tener que estar un año peleando para poder llegar a mi objetivo".
Por fortuna para Pedro, el 2023 ha sido un año muy diferente; empezó ganando en Portimao, y aunque la cita de Argentina no fue nada positiva para él, después encadenó siete podios consecutivos en ocho carreras, tres de ellos con victoria. Su constancia y tesón -ha subido al cajón de honor en 14 de las 20 carreras celebradas- le permitieron dejar atrás a todos sus rivales con relativa facilidad, y aunque Tony Arbolino intentó apretarle en el tramo final de la temporada, el murciano soportó bien la presión y acabó sumando su segundo título mundialista en Malasia, a falta de dos rondas para finalizar el año.
"Con un año de experiencia ha sido mucho más fácil llegar a un circuito y decir 'vale, tengo que hacer esto y esto para ser rápido'", reconoce Acosta. "Hemos mantenido la misma moto del año pasado, sin cambiar nada. El equipo me dijo 'mira, esta moto está lista para ganar', así que me tocó a mí cambiar mi estilo. A veces podía ser el chico maravilla y otras era un demonio. Tenía al diablo y al ángel sobre los hombros, y a veces el diablo era más fuerte que el ángel".
Dejando atrás su breve pero exitosa trayectoria en Moto2, el piloto de 19 año ya está preparado para pelear con la élite de motociclismo. Lo hará sobre una RC16 pintada con los colores de GASGAS y, previsiblemente, con el patrocinio de Red Bull en sus carenados, una marca que regresará a las filas del Tech 3 tras una ausencia de dos temporadas, animado por la llegada de Pedro a MotoGP.
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Pensando en su primera campaña en la clase reina, Acosta deja claro que ahora "no tiene expectativas" ni se ha marcado un objetivo para final de año porque, explica, "en el fondo, si las tienes, te pones presión, y entonces puedes cometer errores con mucha facilidad, y si cometes errores, no aprendes, no mejoras, y te vas a casa. Tengo mucho que aprender para ser competitivo, pienso tomármelo con calma, aprender, y cuando llegue el momento de ser competitivo, lo seré", dice con seguridad.
