 Por John Fernández @johnnyfumi |
El mundo de las motos es muy pasional, y a veces loco. Tanto que a alguien se le ha ido tanto la olla que le ha metido a un scooter de 50 cc el motor de una Honda CBR 1000 RR, con sus correspondientes 180 CV. Un trasplante de una deportiva a un curioso Honda Ruckus (que en Europa conocemos mejor por Honda Zoomer) que merece la pena ver con detenimiento.
Este grupo de colegas que ya destacan por otras adversas y divertidas aventuras como meterle el motor de una Yamaha R1 a un carrito de golf, o montarse una Suzuki Hayabusa con esquís de nieve para la época invernal. Así que visto su historial, no nos parece tan raro que le metan un motor de 180 CV a un enano scooter que tiene las ruedas de un carrito de supermercado.
Entendemos que el motor de 49 cc del Ruckus se puede volver aburrido con el tiempo. Así que su último proyecto fue coger una Honda CBR1000RR Fireblade recuperada tras un robo, extraerle el motor e implantárselo a la pequeña moto.
Como bien podíamos intuir, el proceso no es sencillo, básicamente porque el portentoso tetracilíndrico de la Fireblade no entra en el pequeño chasis del scooter. A problemas, soluciones: echan la mano de una radial para convertirlo en todo un aparato deforme, y bastante más largo de lo habitual.
Así, la moto acaba con una sección traerá del bastidor trasero completamente nuevo, así como un basculante personalizado solo para poder alojar el motor. También lo pintaron en un titánico esfuerzo, y el nivel de detalle es tan bueno que la moto parece así de serie.
Claro, potencia desbocada: 180 CV de puro disfrute, pero a ver quién es capaz de frenar semejante bestia. Desde luego que los frenos con los que viene el scooter no van a ser, así que también se animan a coger parte del sistema de frenado de una Kawasaki ZX-6R.
Con todo preparado, el proyecto tarda unos meses en ver la luz del día, pero finalmente puede salir a carretera. De 4 a 180 CV, un 4.000 % de aumento de la potencia. Una bestia a la que el grupo de colegas moteros e inventores han bautizado como ‘Ruckus Repsol Edition’, ya que el motor de la Fireblade venía de una preciosa edición con los colores de MotoGP.
Hace ruido, y bastante. El Ruckus tiene los colectores abiertos -escape libre, vamos-, por lo que ya puedes imaginar el ronroneo. Lejos de la invención, lo divertido es ver cómo funciona este scooter trail deportiva, una mezcla explosiva. Como puedes comprobar en la última parte del vídeo, los amigos se van turnando el aparato, pero no se les ve demasiado confiados con la excesiva potencia por los caminos de tierra.
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Al final dicen que tienen otras mejoras planeadas para este scooter, como la modulación del acelerador para mejorar el tacto de la entrega de gas. En cualquier caso, te dejamos con el curioso y divertido vídeo a continuación:
