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 Redacción @todocircuitoweb |
Ha tenido que esperar tres años, pero Álex Márquez por fin tiene una moto competitiva entre sus piernas. El dos veces campeón del mundo de motociclismo encara su primer año junto al Gresini Racing con ilusiones renovadas y con la mirada puesta en el podio, y además lo hace con un excelente espejo sobre el que mirarse: el de Enea Bastianini, uno de los grandes protagonistas de la pasada temporada, precisamente con la misma moto que este año llevará el menor de los Márquez.
Si algo le han dejado claro a Álex los test de Malasia y Portimao es que su sintonía con la Desmosedici GP22 es casi perfecta; el de Cervera tuvo que caerse dos veces durante la última jornada de pretemporada para entender el límite real del prototipo de Borgo Panigale, una moto que es mejor en todo respecto a la Honda con la que tanto ha sudado los últimos dos años.
Además, el #73 tiene otra garantía: lleva la moto que el año pasado ganó el título de MotoGP en manos de Pecco Bagnaia, un prototipo más que probado, rápido y efectivo en la mayoría de pistas que incluso hoy, ya con la GP23 avanzando en su desarrollo, es capaz de codearse con las mejores motos.
En Malasia, sin ir más lejos, las GP22 de Luca Marini y Marco Bezzecchi marcaron la referencia, y en Portimao la dupla del Mooney VR46 Racing Team acabó metida en el top 5 de la combinada, demostrando así que la Ducati del año pasado sigue siendo una moto perfectamente válida para estar delante.
De hecho, el propio Álex Márquez ha reconocido "verse reflejado en Bastianini el año pasado" porque "nadie se esperaba que estuviera ahí" y acabó ganando cuatro carreras e incluso se atrevió a disputarle el título a Pecco. Ahora, al español le gustaría repetir la gesta del italiano; cree que "le falta un punto" para poder rendir al mismo nivel que 'La Bestia' este año, y aunque su objetivo es acabar la temporada clasificado "en el top 7 o top 8" del campeonato, Álex no puede ocultar una pequeña sonrisa cada vez que le preguntan si se ve ganando y haciendo podios con esta Ducati.
Volver al podio es, con diferencia, el primer objetivo que Álex Márquez se ha marcado con Ducati. El piloto de 26 años no sube al cajón de honor desde la temporada 2020, cuando encadenó dos podios consecutivos en Le Mans y Aragón al manillar de la Honda oficial del equipo Repsol en el que fue, con diferencia, su momento más sobre la RC213V antes de su destierro al LCR Honda, donde no se sintió igual de apoyado.
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Ahora, en su estreno con Ducati, Álex ha vuelto sentirse valorado por la fábrica para la que corre. Insiste en que "no tiene contrato con Ducati" y que, por lo tanto, no están en la obligación de atender a sus indicaciones, pero aun así sus ingenieros "se pasan cada día por el box y te dicen que no puedes irte después del FP1 hasta que pase Gigi, y eso al piloto le mola y en Honda no me pasaba".
Y si el menor de los Márquez se muestra encantado por el trato que está recibiendo de Ducati, en Borgo Panigale están igual o más de entusiasmado con la llegada del #73 a su extensa familia de pilotos.
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En Portugal, el team manager del Ducati Lenovo Team, Davide Tardozzi, manifestó "estar convencido de que Álex hará su mejor temporada desde que está en MotoGP", y calificó al español como "un piloto rápido que ha sido dos veces campeón del mundo", lamentando que "en el pasado no haya tenido la oportunidad de mostrar su potencial. Creo que este año conseguirá algunos podios, estoy seguro de que será un piloto rápido", aseveró el mandamás del box ducatista, ejemplificando la buena sintonía que existe entre Álex Márquez y Ducati.
