 Por John Fernández | Fotos: @dreamermotorcycle@johnnyfumi |
En el mundo de las dos ruedas, la mejor moto es la que cada uno se construye. Todos los moteros idealizan a su máquina perfecta, pero no les queda otra que aceptar lo que las marcas traen. Excepto que tengas dinero, tiempo y muchas ganas de complicarte la cabeza, aunque sea por un sueño. Es el caso de Massimo, un osteópata y fisioterapeuta italiano que presume de su moto en Instagram.
Como buen italiano, es también Guzzista de pura cepa. Las Moto Guzzi le tienen loco, pero siempre con un ‘pero’: que quería una hecha a medida. Así que se puso manos a la obra para crear su ‘rara avis’ particular en forma de Moto Guzzi, cuyo apellido es ‘Veloce’ y que está basada en su propio trabajo y diseño de la que nunca verás dos modelos iguales tal y como recoge Pipe Burn.
Es una café racer única, aunque tenía que nacer de algún donante. Así que Massimo compró una Moto Guzzi Bellagio para utilizarla como base, y con el firme propósito de no modificar el bastidor de la moto original, ya que tenía las líneas perfectas para hacer su proyecto. Acudió a algunos talleres que le ayudasen a crear una moto “deportiva pero conducible y segura” y se acabó uniendo a dos hermanos italianos, los Guareschi.
Poco a poco fueron dándole forma a la moto que Massimo diseñó sobre el papel, utilizando aluminio de grado aeronáutico de 2 mm sin ayuda de maquinaria moderna ni software 3D para la carrocería. Luego, el resto de piezas como depósito, colín, guardabarros, paneles laterales… el depósito guarda una de las formas más espectaculares de la moto, con un marcado espacio para albergar las piernas y rodillas del piloto.
Uno de los puntos más especiales que quiso dedicar a la moto es la luz trasera LED. El colín diluye en un punto focal a modo de luz que pretender ser una síntesis entre lo antiguo y lo moderno. Aunque sin duda el trabajo más difícil fue acoplar la carrocería al bastidor original. También construyó un asiento perfectamente encajado, hecho de forma artesanal, sin sacrificar ergonomía.
El motor es caso aparte, porque no es el de serie. Originalmente era el motor de dos cilindros en V de 935 cc; los hermanos Guareschi aumentaron la cilindrada hasta los 1.105 cc, y acometieron un gran trabajo interno con nuevos pistones, levas de competición, pulieron culatas, admisión, válvulas, escape, hicieron un nuevo sistema de lubricación…
Total, que esta impresionante café racer pasó de dar 75 a 101,2 CV. Un 35 % más de potencia con un par motor de 107 Nm, acompañado de un suave embrague, discos sintetizados y muelles reforzados. Tampoco se olvidaron de la parte ciclo, con nuevas suspensiones, ruedas y frenos. Desde unas horquillas Öhlins hasta frenos Brembo y llantas de radio de 17 pulgadas con gomas Pirelli a esta moto no se le escapa un solo detalle.
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Hasta le instalaron una pantalla TFT para que estuviese a la última. Tiempo ha tardado, porque les llevó cuatro años tener el proyecto preparado, desde 2017. Eso sí, ahora es un sueño para toda la vida. Aquí tienes alguna foto más del modelo:
