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Álex Márquez sólo ha necesitado tres días al manillar de la Ducati Desmosedici para mejorar sus registros con Honda. El piloto de Cervera se despide del Circuito de Sepang tras haber conquistado el 9º mejor crono al cierre de este último test de Malasia, un 1'58.385 que situaba al #73 justo por delante de su hermano Marc, que rodó 281 milésimas más lento que el piloto de Gresini.
El tiempo logrado por el menor de los Márquez en Sepang es medio segundo más rápido en comparación a su registro más competitivo del test del año pasado con Honda, y teniendo en cuenta que su adaptación a la Ducati GP22 todavía está lejos de consolidarse, Álex no puede ocultar su emoción y alegría por su cambio de fábrica y, sobre todo, por el trato que está recibiendo por parte de Ducati.
"Estoy contento con el test que hemos hecho", resumía el catalán el domingo por la tarde en Malasia. "Hemos dado pasos importantes todos los días, y eso me ha permitido ir mejorando mi vuelta rápida y también el ritmo. El equipo ha hecho un gran trabajo, y ahora tengo las ideas claras. Sé en qué puntos soy fuerte con la Ducati, dónde sufro más y dónde necesito mejorar".
El piloto español señala la frenada como el área más crítica para él en este momento, y confía en dar un paso adelante en Portimao para seguir reduciendo distancias con las mejores Ducatis: "Me refiero más que nada a la frenada, es el aspecto en el que estoy más limitado ahora. La parte trasera de la moto pierde el contacto con el suelo con demasiada frecuencia, y no freno bien. Si logro dar un paso adelante, podré estresar menos en el tren delantero y frenar más tarde. Por eso tenemos que trabajar bien, sin olvidar mi posición sobre el sillín".
En Malasia, aprovechando la celebración del test, todos los equipos han montado los nuevos sensores LDL que miden la presión de los neumáticos en tiempo real, una medida con la que la organización del campeonato pretende controlar el uso de presiones inadecuadas en los neumáticos, especialmente en el delantero. Michelin recomienda por seguridad no bajar nunca de 1,9 bares, un límite para muchos insuficiente que puede acabar derivando en problemas cuando se rueda en grupo y los neumáticos se calientan, disparando la presión por encima de los 2,2 bares y comprometiendo al agarre del mismo.
Cuestionado sobre este cambio que se introducirá este año, Álex Márquez dice estar "de acuerdo con esta nueva norma para el neumático trasero. Pero no tiene mucho sentido para el delantero, porque hay muy poco margen para aumentar la presión del aire, hasta 2,2 bares, y eso significa un grave riesgo de caída. Puede ser peligroso, especialmente en carrera, cuando los neumáticos se calienta más al ir en grupo".
Respecto a su nueva vida como piloto Ducati tras haber corrido para Honda las tres últimas temporadas, Álex Márquez se abre y reconoce que "lo que más me está ayudando es la forma en que se hacen las cosas, no solo por mi equipo, sino también por Ducati como fábrica. Los técnicos de Ducati van y vienen a nuestro box nos y ayudan con consejos y sugerencias técnicas. Hay un intercambio constante con la fábrica no solo por las tardes, sino también durante la hora de la comida. Especialmente para un recién llegado yo, esta mentalidad de trabajo es valiosa y útil. Es genial que Gigi Dall'Igna se preocupe por todos los pilotos por igual".
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Por último, una pregunta sobre la delicada situación de su antigua fábrica, Honda, y más concretamente sobre la velocidad de su hermano Marc al manillar de la RC213V. Álex bromea sobre su posición en la tabla de cronometraje: "Tengo las llaves de casa, espero que no haya cambiado la cerradura cuando vuelva", cuenta entre risas, y después añade que él "conoce bien la Honda y no me sorprende verle detrás. Sé muy bien que Honda ha renovado a parte de la plantilla, pero los problemas no se resuelven con un chasquido de dedos", sentencia el dos veces campeón del mundo.