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Yamaha se la juega todo a una carta con la YZR-M1 2023. La fábrica de Iwata será la única que competirá el próximo año en MotoGP con un motor de cuatro cilindros en línea, una configuración que hasta ahora también empleaba Suzuki en su GSX-RR, una máquina que este año ha sido capaz de mantener a raya a la mayoría de propulsores V4, demostrando así que todavía se puede competir al máximo nivel con un planta motriz cuyos cilindros se disponen en línea.
La temporada 2023 dará comienzo en el mes de febrero, con motivo de los test de Sepang; allí, las motos de Fabio Quartararo y Franco Morbidelli serán las únicas con configuración L4 frente a un ejército de propulsores V4 encabezado por Ducati, que un año más contará con hasta ocho prototipos en parrilla para sacar músculo de su exhuberante y voluntarioso motor Desmosedici de válvulas neumáticas, el más potente de la parrilla con 300 cv... o incluso algunos más según se dice entre bastidores.
Dejando a un lado el fiasco que supuso para Fabio y Franco la moto que probaron en Cheste y cuyo rendimiento estaba lejos del motor que estrenaron en el test de Misano, es evidente que en Iwata han captado el mensaje que sus dos pilotos llevan tiempo enviando sin cesar, y no es otro que la necesidad imperiosa de exprimirle más caballos al L4 de la YZR-M1 y, en consecuencia, darle más velocidad punta al prototipo japonés.
Kazutoshi Seki es el Project Leader de Yamaha en la categoría reina, y una de las personas responsables de coordinar el trabajo que está llevando a cabo, en la sombra, el italiano Luca Marmorini, un antiguo ingeniero que ya trabajó por Ferrari y Toyota en el Mundial de Fórmula 1 y que ahora es la persona que decide qué camino debe tomar el desarrollo del motor de la M1 bajo una premisa clara: darle más potencia.
Seki ha hablado para Motogp.com sobre el trabajo que Yamaha está realizando en Japón tomando como base la M1 2023, un proyecto en el que todos los ingenieros tienen grabada a fuego la máxima prioridad que busca Yamaha: "Por supuesto que sabemos que tenemos que conseguir lo que nos están pidiendo los pilotos, más velocidad punta. Todavía no hemos exprimido todo el potencial de este motor por diversas razones, por ejemplo a causa de la fiabilidad del motor, su carácter...", explica el ingeniero japonés.
Kazutoshi Seki deja caer que, para Yamaha, sería fácil darle más potencia al motor actual de la YZR-M1; sin embargo, lo realmente difícil es lograr que la moto se comporte del mismo modo tras la inyección de caballos, y eso es muy complejo: "Si nos centramos demasiado en conseguir más velocidad máxima, el motor se puede volver más agresivo, tenemos que optimizar cada mínimo cambio, es muy difícil. Estamos tratando de mejorar todas las áreas: motor, chasis, también hemos modificado la aerodinámica", señala el japonés.
Todos los pilotos Yamaha ha coincidido en un mismo punto a la hora de definir la M1 2022, un prototipo que se ha vuelto más difícil de pilotar y que ahora es menos permisivo en comparación a la M1 de hace sólo unos años, un prototipo que presumía de ser amable con el piloto y hasta fácil de domar. "No sé si nuestra moto es más agresiva ahora", comenta el líder del proyecto Yamaha en MotoGP. "Es muy difícil mantener el concepto de la moto, porque nuestros rivales se han vuelto muy fuertes. Nosotros intentamos conseguir un buen equilibrio, con un motor más potente y un comportamiento suave", dice al respecto.
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De momento, Yamaha sigue en sus trece, y parece que el motor cuatro en línea seguirá siendo su base, al menos en 2023. No obstante, viendo lo fuerte que aprieta la competencia, en Iwata ya empiezan a abrir tímidamente la puerta a un posible cambio de concepto: "Creo que todavía podemos seguir avanzando con el motor cuatro en línea. Si vemos que otros motores nos dan más beneficios que el 4L, entonces lo consideraremos. Pero creo que en este momento vamos por la dirección correcta", asevera Seki.