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Valentino Rossi puede presumir de haber pilotado para las tres fábricas más importantes de MotoGP. El #46 vivió la época de las 500 dos tiempos y de las MotoGP de cuatro tiempos junto a Honda, arrancando con ellos en el año 2000 y conquistando un total de tres títulos de la clase reina; después vino Yamaha, a la que 'Vale' llegó en sus horas más bajas para revitalizar la fábrica y lograr cuatro entorchados más, el último en 2009.
A partir de ese año, el Rossi ganador de títulos y protagonista de grandes gestas, empezó a diluirse; en 2011 se marchó a Ducati para intentar culminar otro sueño, el de ser ser campeón sobre una moto italiano, un anhelo que se acabó convirtiendo en pesadilla y que obligó al #46 a regresar a Yamaha dos años después casi con el rabo entre las piernas y asumiendo el liderazgo de Jorge Lorenzo dentro del proyecto de la marca japonesa.
Fue precisamente en ese impasse, cuando Valentino no era competitivo con la Ducati y tampoco era capaz de encontrar una salida, cuando estuvo a punto de cruzarse en su camino la que habría sido su cuarta fábrica: Suzuki.
Por aquel entonces, los de Hamamatsu se habían retirado temporalmente de MotoGP para llevar a cabo una reestructuración de su proyecto en el campeonato y volver con más fuerza en 2014. En 2011, con la decisión ya tomada desde el año anterior, el Rizla Suzuki MotoGP sólo desplegó una moto en pista, la de Álvaro Bautista, que completó un año en solitario dentro del box japonés para cerrar su persiana tras la cita de Valencia, con la incógnita de qué iba a suceder con su futuro.
Aquí entra en escena Davide Brivio; el italiano venía de trabajar en Yamaha como Team Manager hasta finales de 2010, momento en el que se despidió de la fábrica de Iwata para dejar a un lado el paddock y dirigir el imperio de merchandising de Valentino Rossi, que también se había divorciado de los de Iwata para tentar a la suerte junto a Ducati.
Según explica Brivio en una entrevista recogida por Slick-magazine.com, la gerencia de Suzuki le contactó a finales de 2011 para explicarle que su fábrica tenía la firme intención de volver a MotoGP en 2014 con un proyecto ganador y una moto totalmente nueva, y en Hamamatsu estaban dispuestos a tirar la casa por la ventana para fichar a Valentino Rossi, que venía de hacer su peor año en MotoGP sobre la ex Desmosedici de Casey Stoner.
"Tenemos que irnos a 2011, cuando trabajaba para Valentino", recuerda hoy Brivio. "Yo también había dejado Yamaha a finales de 2010, igual que él. Suzuki había dejado MotoGP a finales de 2011. Todo el paddock ya sabía que Suzuki quería parar a finales de 2010, así que en 2011 corrieron sólo con una moto para poder cumplir el contrato que habían firmado con Dorna".
Aunque Brivio acabó siendo el líder del proyecto de Suzuki en su regreso, en ese momento los japoneses sólo estaban interesados en fichar a Rossi: "En ese momento todavía no sabía que pronto llegaría a un acuerdo con Suzuki. A principios de 2012, Shinichi Sahara se puso en contacto conmigo. Me dijo 'Tenemos muchos ganas de volver, y lo haremos en 2014, así que me gustaría saber si Valentino estaría interesado en unirse a nuestro proyecto'".
La firma de la gran 'S' estaba dispuesta a hacer todos los sacrificios que fueran necesarios para fichar al piloto italiano, que pasaba por sus horas más bajas en Ducati. Brivio le trasladó la oferta al #46, y aunque en un primer momento Rossi mostró interés, existía un problema insalvable para Suzuki: "Se lo dije a Valentino, pero él me respondió que necesitaba una moto para 2013, no para 2014, así que no podía esperar a Suzuki", detalla ahora Brivio.
Consciente de lo importante que resulta para Valentino Rossi no despegarse de su país natal, Brivio explica que Suzuki tenía entre sus planes ubicar su cuartel general cerca de Pesaro y Urbino para ponérselo en bandeja al #46: "Cuando Sahara me escribió para preguntar por Valentino, también me comentó que estaban dispuestos a establecer la sede del equipo aquí en Italia, para que estuviera cerca de él (de Rossi). Ya tenían en mente establecer su cuartel general en Italia".
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Finalmente, Suzuki no logró hacerse con los servicios de Valentino Rossi, pero al menos pudieron convencer a Brivio para que liderara su proyecto en MotoGP. El regreso de la marca japonesa sufrió una demora de un año, y no fue hasta 2015 cuando Maverick Viñales y Aleix Espargaró hicieron debutar al nuevo prototipo de Hamamatsu en MotoGP, ya con motor en línea y no V4, un proyecto que sólo necesitó cinco temporadas para alcanzar su primer gran éxito junto a Joan Mir.