 Por John Fernández @johnnyfumi |
Michelle Pirro es una de las caras que más desapercibidas pasan dentro de Ducati. Dentro de su conocida labor como piloto probador de los de Borgo Panigale, el éxito de la Desmosedici GP22 y el proceso de construcción de las precedentes también se debe a su labor particularmente alejada de los focos.
Un éxito que también ha llevado un consecuente trabajo detrás: 10 años de desarrollo en los que Pirro ha visto pasar a todo tipo de pilotos por el box de Ducati. Ha visto fracasar a estrellas como Valentino Rossi, y también como jóvenes han triunfado de la noche a la mañana con la Desmosedici como Pecco Bagnaia. En parte, gracias a él.
Junto con Gigi Dall’Igna es una de las personas dentro de la fábrica italiana que mejor conoce los entresijos de la moto que empezó a construir hasta hacerla campeona del mundo. Como él mismo dice a GPOne, “empecé a trabajar con Ducati en un momento difícil”, precisamente cuando Rossi llegaba al box de los italianos.
Su labor en ese año era “ayudar a hacer de la Ducati, junto con todos los demás chicos, la mejor moto y la más buscada, es una gran satisfacción”. Sin embargo, lo de Rossi fue un fracaso estrepitoso, como los de los pilotos que le sucedieron hasta que poco a poco iban mejorando resultados
Rápidamente, entendió el motivo por el que el 46 no brilló sobre aquella moto con chasis monocasco de fibra de carbono: “Cuando la probé, entendí por qué Valentino fracasó en su objetivo de ser competitivo con la Ducati: era una moto con la que entrabas en las curvas y no sabías si saldrías”, ya que, argumenta, “el neumático delantero no te daba confianza”, y añade, “los pilotos normales como Rossi o Lorenzo pasaban apuros, mientras que Stoner iba con el trasero como venía del dirt track”.
Explica que “Valentino no era capaz de marcar la diferencia porque tenías que ir más allá de tus instintos, pero cuando te pasabas te caías”.
Recuerda Pirro que en 2015 las cosas empezaron a cambiar: “Estábamos en Latina, en una pista ovalada, y recuerdo su cara después de las primeras vueltas: me estaba divirtiendo y ya no quería parar. Me paró, 'tenemos que llevar la moto a Malasia’, me dijo”. Aquella temporada con la dupla italiana Iannone-Dovizioso ya empezarían a demostrar el poderío de la Desmosedici.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. El probador dice que “hasta hace 5 años, odiaba a Gigi” porque “iba a ser piloto de pruebas durante un año, yo quería correr y él me dijo que lo haría cuando la moto fuera competitiva”. Entonces llegó Casey Stoner como probador, quien “no duró mucho en ese papel y ese episodio marcó mi carrera. Entonces Gigi me dijo: Puedo encontrar un piloto, pero no un piloto de pruebas que haga lo que tú haces”.
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¿Qué esperar de la Desmosedici GP23? “No hay muchos cambios mayores, pero sí pequeñas mejoras en todas las áreas que nos debería dar ventaja” y augura que “habrá batalla porque Honda no se quedará quieta”.
