 Por John Fernández @johnnyfumi |
Ducati se ha convertido en la absoluta referencia en lo que a rendimiento y recursos se refiere. Cada temporada presenciamos cómo los italianos avanzan imparables, incluso llegaron a rozar con los dedos el único éxito en muchos años: 2007, Casey Stoner. Hasta que finalmente, este año coronaron. En esta ecuación hay un nombre que le ha dado todo o casi todo a Borgo Panigale: Gigi Dall’Igna.
El ingeniero italiano llegó con modestia a Ducati desde Aprilia en 2014. En el box se le miraba con recelo por sus orígenes (la competencia, a la postre), tal y como ha afirmado en alguna que otra ocasión. Sin embargo, su trabajo e ideas hablaron más que sus palabras y se ganó el respeto de sus acólitos en el box.
“Ha sido un largo camino desde que inicié mi propio proyecto en 2015, en ningún momento una verdadera solución”, comenta ahora el italiano al medio Speedweek, resumiendo el trabajo de todos estos años y que les ha dado un mundial en “eliminar pequeños errores que no eran relevantes individualmente, pero que suponían una gran diferencia en el conjunto”.
Parte de ese trabajo ha sido crear una verdadera escuela de ingenieros tan o igual de capaces que él mismo. Y eso es una baza que la competencia ha sabido aprovechar bien, pescando a algunos de los mejores nombres de Ducati de forma constante.
Entre la fuga de cerebros se encuentran Alberto Giribuola, artífice de los tres vicecampeonatos de Dovizioso y tercer puesto de Bastianini; Cristhian Pupilin, el jefe de pista de Jack Miller que se ha ido con él a KTM o Francesco Guidotti, al que KTM también 'robó' a Ducati.
Dall’Igna es consciente de ello: “Aceptamos el precio”, confiesa al respecto: “Desde que llegué, me he ceñido a una línea clara: compartir la información con todos”. Espeta con vehemencia que no le importa, que formarán a otros tantos profesionales exitosos: “¿Nuestros ingenieros con más talento se van? Pues formamos a otros. Es la filosofía de nuestro proyecto: apostar por los jóvenes talentos y convertirlos en campeones del mundo, ya sean pilotos o ingenieros".
Los pasos del italiano han influido para alcanzar el título de este año. Como una hormiga, sin hacer ruido y muy poco a poco fue construyendo su propio imperio sobre la Desmosedici. Empezó dotando a la Ducati de un motor potente, y cada vez mejor, luego la redujo de peso y fue introduciendo novedosas soluciones aerodinámicas y de rendimiento.
También cayeron muchos pilotos por el camino: Valentino Rossi, Jorge Lorenzo o Andrea Dovizioso fueron los hombres que lo intentaron, pero no consiguieron llegar a la cima (al menos a la más alta). Pero Bagnaia coronó: “Tonterías, el piloto es el factor más importante”, comentó.
Subraya la consistencia del actual campeón del mundo: "No hay un piloto ideal para Ducati. Mi objetivo siempre ha sido desarrollar una moto completa que permita diferentes estilos de conducción. Así ha sido este año", cree el italiano.
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Con cierta modestia, el de Ducati cree que no han “alcanzado su máximo”, y que “con ocho pilotos en la pista, podemos seguir progresando la próxima temporada”, y lanza una escalofriante declaración de intenciones que afectará a la competencia: “El compromiso que tenemos que asumir para que todos los pilotos puedan ser tan competitivos el año que viene como lo han sido este año es enorme”.
