 Redacción @todocircuitoweb |
Álex Márquez no podía ocultar su sonrisa al término del test de Valencia. El piloto de Cervera ha tenido la oportunidad de rodar por primera vez con la moto que llevará en 2023, la Ducati Desmosedici GP22, heredando una de los prototipos que dejó el Ducati Lenovo Team al término de la última carrera de Valencia, donde Pecco Bagnaia se proclamó campeón del mundo.
Con 73 vueltas en el bolsillo, las mismas que su dorsal, el menor de los Márquez finalizaba la jornada en la 15ª posición, separado de la moto más rápida del test, la Desmosedici de Luca Marini, por 680 milésimas, y dejando un dato interesante: después de ocho horas sobre la Ducati, el de Cervera se ha quedado a sólo tres décimas de su mejor vuelta del sábado en Valencia con su antigua Honda, un tiempo sin duda prometedor para el catalán.
"Ha sido muy positivo", resumía Álex Márquez al término del test cuando fue abordado por DAZN. "Desde la primera tanda he sido competitivo. No mucho, pero para ser un primer día ha sido muy positivo".
Hoy no era un día para perderse con mil configuraciones, por eso Álex ha preferido tocar lo justo para encontrarse cómodo y simplemente dar vueltas y acumular kilómetros: "Hemos probado pequeñas cosas, pero siempre insistiendo en que me dejen y que haya yo el estilo, adaptarme a la moto, no que la moto se adapte a mí. Para disfrutar del todo falta un día, será un invierno muy largo, pero estoy contento de cómo ha ido y de cómo me he encontrado dentro del box, del ambiente que hay, que es muy positivo".
Aunque todavía queda trabajo por delante, el piloto español no ve preciso realizar cambios importantes en la Ducati para adaptarla a su estilo: "Es una moto que ya sabemos cómo va, sólo faltan los detalles para extraerle todo el potencial. Aún falta mucho, pero el primer contacto ha sido de los bonitos".
A la pregunta de si le ha parecido una moto fácil tal y como parece viendo los resultados de otros pilotos ducatistas, Álex Márquez ha recordado que "para extraer el máximo todas las motos tienen su secreto, ninguna moto es fácil", pero al mismo tiempo reconoce haberse encontrado "con una moto muy dócil, muy manejable, he entendido bien en cada momento dónde tenía que mejorar y dónde no. Es una moto con mucha potencia, como ya se sabe, y que por mi estilo de pilotaje ha sido bastante natural".
Entre los deberes con los que se marcha el #73 de Valencia están las curvas a derechas, "en el apoyo con el depósito, ahí tenemos que trabajar algo más", y de momento no hay mucho más que cambiar: "Por lo demás, de ergonomía me he sentido muy bien. Posición bastante diferente a lo que estaba acostumbrado, pero me he sabido adaptar de la mejor manera. La posición es un poco diferente, no puedo decir cómo (risas), pero como todas las motos, cada una tiene la suya. En la primera tanda me he sentido un poco extraño, luego ya me he sentido más natural con esa posición".
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Ducati sólo ha podido cederle una unida de la Desmosedici GP22 al Gresini Racing, de ahí que Márquez tuviera que andarse con ojo para no irse al suelo y echar por tierra todo el test: "Tenía sólo una moto, tenía que vigilar desde por la mañana porque si no me podía quedar sin entrenar. Pero bien, prefiero una de estas a... mejor no acabemos la frase (risas). Me he sentido cómodo con una moto, hemos trabajado, tampoco hemos cambiado muchas cosas por esa razón. Era una moto muy bonita, toda en carbono... preciosa".
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Ahora toca disfrutar de unas merecidas vacaciones y empezar a preparar una temporada 2023 que dará comienzo en Sepang durante la primera semana del mes de febrero: "Tenía muchas ganas de acabar, de despedirme bien del equipo, el invierno será largo. Es hora de desconectar y pensar, he visto cosas nuevas, por ejemplo se me ha abierto la mano... se trabaja diferente, intentaremos este invierno adaptar el físico", concluye Álex Márquez.
