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Fin de semana para olvidar el que ha tenido Michele Pirro en el Circuito de Mugello, sede de la quinta ronda del Campeonato Italiano de Velocidad, paddock en el que el piloto de San Giovanni Rotondo compite dentro de las filas del Barni Spark Racing Team al manillar de una Panigale V4 R.
El también probador de Ducati en MotoGP aterrizaba en Mugello con opciones matemáticas de dejar sentenciado el título de Superbikes, y es que con 56 puntos de ventaja sobre Alessandro del Bianco, Pirro sólo tenía que marcharse de Mugello con al menos 50 puntos de colchón para celebrar allí el que habría sido su sexto título nacional de Superbikes.
Michele venía de ganar siete carreras de forma consecutiva, así que la de Mugello -donde ya venció el pasado mes de junio en ambas mangas- parecía una cita de puro trámite para el italiano, pero las cosas se le torcieron tanto el sábado como el domingo.
En la primera carrera, los pilotos del CIV Superbike se enfrentaron a una pista totalmente empapada por la lluvia caída sobre el trazado de la Toscana durante la mañana, unas condiciones que llevaron a Pirro a sufrir hasta dos caídas. La primera, a los pocos segundos de darse la salida, cuando el dorsal #51 se fue al suelo abriendo gas en San Donato tras colocarse líder de la prueba.
Pirro supo recomponerse, levantó su Ducati y se reincorporó a la carrera ya con 45 segundos de desventaja respecto al primero. Su velocidad con neumático de lluvia fue simplemente abrumadora, y a cuatro vueltas para el final se había colocado quinto con posibilidad de acabar en el top 4, pero todo se fue al traste con una segunda caída que dejó su Ducati bastante dañada.
¿Y que hizo Pirro? Lejos de tirar la toalla, el piloto del Barni Spark Racing Team levanto su moto de la escapatoria, y con todo el carenado lleno de barro, la estribera derecha partida, la leva del freno delantero doblada hacia abajo y con la bomba dañada, completó las últimas cuatro vueltas de la carrera hasta cruzar la línea de meta 11º y sumar cinco valiosos puntos.
"Hoy no ha faltado de nada", comentó Pirro tras llegar a su box con la moto destrozada. "Viento, un diluvio, dos caídas en carrera... pero tal y como me pidió Marco Barnabó (su jefe de equipo), llevé la moto de vueltas haciendo un poco de motocross en Mugello y viendo la bandera a cuadros. ¡Nunca te rindas!".
El domingo, ya con buena climatología, Pirro encontró su habitual velocidad sobre su Panigale V4 R y se escapó sin problemas hacia la que iba a ser su octava victoria de la temporada, pero la suerte volvió a darle la espalda al italiano: a falta de un par de vueltas para acabar, y con varios segundos de colchón sobre Alessandro Del Bianco, la moto de Pirro empezó a soltar humo de forma alarmante y el italiano no tuvo más remedio que echarse a un lado de la pista y observar con impotencia la primera victoria de su rival de Aprilia en lo que va de año.
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"A veces el piloto se equivoca, y a veces hay problemas técnicos", dijo Pirro tras un fin de semana nefasto. "Estas también son carreras, el sábado me equivoqué y hoy me traicionó la moto. Por supuesto, el problema llegó en un momento cruel, a poco más de una vuelta del final. Quedaban seis kilómetros para el final o dos minutos de carrera si lo prefieres, pero no puedes hacer nada contra el destino. Lo importante es que no hemos comprometido nada por el campeonato, ahora nos lo jugamos en Imola", remató el probador de Ducati en el Mundial de MotoGP, que se habría coronado campeón el domingo de no haberse roto el motor de su Panigale V4 R en la penúltima vuelta de la Race 2.