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Quién le iba a decir a Maverick Viñales y Andrea Dovizioso que, un año después, ambos estarían en una posición tan dispar. En agosto de 2021, el piloto catalán rompía relaciones con Yamaha y se preparaba para afrontar un futuro de lo más incierto dentro de Aprilia, convencido en ese momento de que, con trabajo y tesón, podría convertirse en campeón del mundo con los de Noale, un objetivo que ahora, 365 días después, parece cada vez más cerca viendo el nivel que está alcanzando Maverick sobre la RS-GP, uno de los mejores prototipos de la actual parrilla.
El divorcio entre Viñales y Yamaha le abrió la puerta a Andrea Dovizioso, que en septiembre del curso pasado fichó por los de Iwata para competir en el equipo Petronas y ocupar la vacante que había dejado Franco Morbidelli, ascendido al equipo oficial tras la marcha de Maverick.
El de Forli venía de haber colaborado con Aprilia en un par de test privados para entender el nivel que había alcanzado la RS-GP, pero optó por la seguridad que le daba la M1, un prototipo que ya había pilotado en el pasado y que en ese momento lideraba la general del campeonato con Fabio Quartararo a sus mandos.
Hoy, Maverick Viñales se encuentra en un momento dulce sobre la RS-GP, con dos podios consecutivos en Assen y Silverstone, afrontando cada carrera con mentalidad ganadora y aspirando a todo. Dovizioso, por el contrario, está completando su peor año desde que compite en MotoGP, una situación que ha forzado al italiano a adelantar su retirada como profesional al próximo Gran Premio de San Marino, donde le cederá su asiento al probador de Yamaha, Cal Crutchlow, que compartirá box con Darryn Binder en el WithU Yamaha hasta final de curso.
Viendo el nivel que ha alcanzado ahora la Aprilia RS-GP, es fácil pensar que Andrea Dovizioso podría estar arrepentido de la decisión que tomó hacer ahora un año, cuando declinó la oferta que le hizo Aprilia para competir con ellos en el equipo oficial. Sin embargo, durante la pasada cita de Silverstone, 'Dovi' afirmó "no estar arrepentido" por haber rechazado aquel asiento, "porque al final todo está relacionado con las sensaciones que tienes cuando estás haciendo algo, y en ese momento, el feeling no fue lo suficientemente bueno como para decir 'Quiero hacer esto o lo otro'", argumenta el de Forli.
De hecho, Dovizioso revela que en aquel momento en el que estaba sin equipo y tomándose un año sabático "ni siquiera quería hacer aquel test", pero la insistencia de Aprilia y la presencia de Massimo Rivola en este proyecto le hicieron cambiar de idea: "Me convencieron sobre todo por Massimo Rivola, que es una persona que sabe trabajar muy bien. Es una persona muy inteligente, así que lo hicimos, pero desde el principio les dije que no quería participar en ninguna carrera".
Cuando Aprilia decidió dejar de presionar a Dovizioso, su representante empezó a moverse entre bastidores con velocidad cuando explotó toda la historia entre Maverick Viñales y Yamaha, consiguiendo entonces su ansiado acuerdo con los de Iwata: "En mi mente tenía la idea de que podría volver a tener las sensaciones que tuve con Yamaha en 2012. Quería un contrato de fábrica con ellos y lo conseguí", explica Dovizioso, cuyos resultados sobre la M1 no han sido, ni de lejos, los esperados.
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Por último, el italiano aseguró en Silverstone "no haber hablado con nadie de cara al próximo año", aunque está convencido de que, sobre otra moto, podría seguir dando guerra en el campeonato: "Sinceramente, creo que podría seguir siendo competitivo si estuviera en una situación diferente. Hace sólo dos años acabé cuarto en el mundial", recuerda el dorsal número #04.