Foto: Gold & Goose / Red Bull Content Pool
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Álex Márquez tiene por delante cinco semanas para desconectar de una primera mitad de temporada que el propio piloto de Cervera califica con "un suspenso" por sus pobres resultados al manillar de la Honda RC213V del equipo LCR, un prototipo del que se despedirá al término del presente curso para iniciar una nueva e ilusionante aventura en las filas de otra estructura privada, el Gresini Racing, esta vez a los mandos de una Ducati GP22.
El bicampeón del mundo está sufriendo los mismos problemas que el resto de pilotos Honda, perjudicados por una revolucionaria RC213V que está teniendo unos inesperados defectos de juventud que están provocando la mayor crisis deportiva de HRC en su historia en este paddock, un pozo del que no logran salir a pesar de las novedades que están llegando desde Japón.
El menor de los Márquez ha pasado por los micrófonos del programa El Larguero de la Cadena SER para hablar de su último año en Honda, una temporada que está siendo "mala" en palabras del propio dorsal #73, que se pondría "un 5 o un suspenso, 4'8" si tuviera que hacer un boletín de notas que resuma lo ocurrido en este último semestre. "Hemos tenido alguna carrera que hemos sacado la cabeza, pero estamos sufriendo todo Honda. No es fácil", explica el español.
Álex reconoce que "Honda apostó fuerte" en pretemporada "con una moto nueva" que, a priori, solucionaba los problemas de tracción trasera que tanto acusaban todos los pilotos de la mara del ala dorada en 2021. Sin embargo, a pesar de solucionar este hándicap, no tardó en aparecer otro problema de grip en el tren delantero que les está trayendo de cabeza:
"En pretemporada bastante bien, pero en Catar empecé a tener problemas. Luego ya empezaron los problemas más serios. Cuando han traído piezas e ideas nuevas, no ha funcionado. Por eso no hemos evolucionado".
Los días de Álex Márquez como piloto Honda llegarán a su final al término del Gran Premio de Valencia; será allí, en Cheste, donde el #73 probará por primera vez la Ducati GP22 del equipo Gresini, una prototipo con el que Álex espera conseguir grandes cosas: "Hasta que no estés encima de una moto, por mucho que digan... Cuando la pruebe en noviembre me podré hacer una idea de sus puntos fuertes y débiles".
El de Cervera dejará atrás la MotoGP más difícil de toda la parrilla para subirse al prototipo que mejor se adapta al estilo de cualquier piloto, una moto que, en palabras del propio Márquez, "es la más completa desde hace tres años, la más avanzada", y califica de "oportunidad" el poder competir con una de las máquinas de Borgo Panigale para exhibir su potencial: "Es una prueba, pero me ha ganado mucho el equipo. Creo que tienen mucha experiencia, historia... y es algo que me ha ayudado a dar este paso".
Desde que llegó a MotoGP en 2020, Álex Márquez siempre ha compartido fábrica con su hermano Marc, primero en el mismo equipo -aunque sin coincidir en todo el año por culpa de la lesión del #93-, y después en las filas de la estructura capitaneada por Lucio Cecchinello, donde Álex no ha sido capaz de igualar los resultados obtenidos en su primer año con el Repsol Honda Team.
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Para Álex, ser 'el hermano de' es algo que en ocasiones no ha jugado a su favor, y aunque está orgulloso de ser familia del mejor piloto que ha pasado por MotoGP en la última década, reconoce que el apellido pesa: "Es algo que a veces entiendo. Si hubiera ido todo bien y todo perfecto, sería otra historia.., pero perjudica más que ayudar, esa es la conclusión", sentencia Álex sobre lo que supone para él haber compartido equipo y marca con su hermano mayor.