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Jack Miller está muy lejos del rendimiento que Ducati esperaba de él en su segundo año como piloto oficial del fabricante boloñés. El australiano aterriza este fin de semana en Austin situado en la 11ª posición de la general del campeonato con sólo 15 puntos en su casillero, una renta realmente pobre para un piloto que debería haber empezado el año luchando por el podio en cada carrera.
De hecho, con los tres primeros grandes premios de 2022 ya finiquitados, Miller se ha visto superado en la general por varios pilotos satélite de Ducati, entre ellos Enea Bastianini (3º), Johann Zarco (8º) y Jorge Martín (9º), lo que supone una mala noticia para el de Townsville, consciente de que las promesas más jóvenes del fabricante italiano aspiran a quedarse con su moto en 2023.
A diferencia de su compañero Pecco Bagnaia, Jack Miller todavía no ha renovado su contrato con la empresa dirigida por Claudio Domenicali, y lejos de haber iniciado ya conversaciones para asentar las bases de un futuro acuerdo, el piloto de 27 años ha asegurado en Austin no tener noticias todavía de Ducati en relación a los planes que tienen con Miller de cara a 2023, una situación incómoda para Jack, que empieza a estar harto de verse todos los años en la misma tesitura.
"No, no hemos hablado", revela Miller en conversación con Autosport.com desde el COTA: "¿Qué puedo hacer yo?", se pregunta el australiano, que dice hacer "lo mejor que puede" en pista teniendo en cuenta que él "no puede cambiar esto" ni forzar a Ducati a que se sienten a la mesa para discutir sobre su futuro a corto plazo.
"Como ya he dicho antes, he estado en esta misma posición una y otra vez, así que preocuparme por ello o estresarme no va a marcar ninguna diferencia. Sólo puedo dedicarme a hacerlo lo mejor posible en pista, eso es todo", vuelve a insistir Miller, que de momento no ha escuchado "ninguna palabra por parte de Ducati" en relación a su renovación, una postura que "le duele" al dorsal #43 porque le deja inmerso en la "incertidumbre" de qué pasará con su asiento el próximo 31 de diciembre.
A pesar de que Miller está con la mosca detrás de la oreja por no tener nada atado con vistas a 2023, el australiano afirma que dentro del box "hay un gran ambiente" y por eso "se estresa más" al saber que puede perder el equipo técnico y humano que le rodea en este momento. "Pero entiendo que este asiento es una decisión grande, grande, grande, hay mucha política detrás de esto", insinúa Miller sobre la posibilidad de verse sustituido a final de año por algún piloto de la cantera ducatista como Jorge Martín o Enea Bastianini.
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En cualquier caso, Jack Miller tranquiliza a sus fans y deja claro que, en el caso de no conseguir la renovación con Ducati, existen otros equipos de MotoGP que ya han llamado a su puerta para conocer qué intenciones tiene para 2023: "No soy un pedazo de carne, hay otros interesados en mí y sé que podría conseguir un trabajo en este paddock, es algo que no me estresa. Incluso cuando me han dejado en la estacada en el pasado, he cumplido mi palabra con Ducati, como cuando estaba en PRAMAC e iban a fichar a Lorenzo de nuevo, y yo en ese momento no sabía bien cuál sería mi trabajo", recuerda Miller en alusión al curso 2020, cuando Ducati le propuso a Jorge Lorenzo volver con ellos dentro de las filas del equipo PRAMAC viendo lo mal que lo estaba pasando el balear con la Honda del equipo Repsol, unas conversaciones que alargaron la renovación de Miller en 2019.