 Por John Fernández @fernanduzo |
Pedro Acosta ha sabido conquistar y enamorar al mismo tiempo. A sus 17 años se ha proclamado campeón del mundo de Moto3, y se ha ganado la imagen pública con una siempre sonrisa sobre su cara. Además, ha sido año de récords para el piloto español, porque es el primer rookie en llevarse el Mundial desde Loris Capirossi en 1990, lo que es todo un prodigio.
De la mano de Aki Ajo y KTM, Acosta conquistó un título más que reñido en Portimao. Le ha costado creerselo, pero sí, ya es campeón del mundo, y ahora rueda en Moto2, aunque no será por oportunidades, porque también se le ofreció subir directamente a la categoría reina. Pero no, ha querido ir paso a paso: "Tenemos que creernos que somos campeones del mundo porque es el buen camino para seguir caminando, seguir aprendiendo cómo lo estamos haciendo".
Siempre ha mostrado una imagen humilde, y agradece toda la confianza de Aki y KTM por darle la oportunidad de subirse a la moto del mundial. Y de qué forma se lo ha agradecido, ganando: "Cuando llegué al equipo hace un año, los únicos que volcaron toda su confianza en mí fueron Red Bull, KTM, Aki y por supuesto, mi coach Paco. Para mí, llegar al mejor equipo en todo el paddock de Moto2 y Moto3 fue un buen paso para mí para decir: 'Vale, estas en el top 10 y tienes que hacerlo no por ti, sino por los chicos que te están apoyando'".
Sin embargo, al principio de temporada las cosas no pintaban tan fáciles, al menos desde fuera del paddock. En la primera carrera del inicio de la temporada en Qatar llegó a escuchar algo que, en vez de desanimarle, le hizo subir al podio al término del GP. Y ya a mitad de temporada, con posibilidades por el título, empezaron los errores: "La primera es siempre la más imporatnte. Antes de salir a pista escuchamos a los chicos que era imposible. La primera parte de la temporada y ganar primera carrera tras la vuelta del verano fue muy importante. Cuando empiezo a hacer errores es cuando empecé a pensar demasiado en el campeonato".
Se ganó el título en Portimao, por una mala casualidad del destino que hizo que Foggia se fuese al suelo: "Foggia era el más fuerte en las últimas seis carreras pero teníamos que pensar en nosotros mismos. Sentía que tenía todo bajo control. 'Mañana vamos a tener un buen show', me dije. Durante todo el fin de semana solo tenía una moto fuerte detrás de mí".
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Sin embargo, él también ha caído y ha cometido errores, salvables, porque al final del año, ha sido el mejor, aunque con una temporada pasada por miedo: "Cuando estaba ganando y me fui al suelo, tuve que tener una buena mentalidad y fuerza para decirme a mi mismo: 'Eh, puedes hacerlo otra vez'. Este año es el año en el que he tenido más miedo. Después de las caídas en Assen y Austin... Finalmente, aprendí mucho dentro y fuera de la pista como persona y piloto. He aprendido a manejarme a mí mismo y que puedo hacerlo si doy el cien por cien de mí cada día. Para el siguiente año tenemos que saber cómo hacer mejores clasificaciones, pero tenemos tiempo para aprender todavía.
