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El mundo del motorsport y en especial del motociclismo se ha ido renovando poco a poco y se ha convertido en el reflejo de una sociedad de cambio. Cada miembro transmite unos valores a una población que necesita referentes y eso se ha visto en el cambio conductual de ambas partes. El cambio generacional ha supuesto una humanización del motociclismo, algo necesario para normalizar el hecho de recurrir a ciertos especialistas.
La psicología deportiva se está convirtiendo en una de las mejores herramientas para seguir trabajando en la preparación física y mental de los deportistas de élite. En TodoCircuito hemos podido hablar con Pep Font, psicólogo del rendimiento del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallès, en una conversación distendida en la que tratamos diversos temas de actualidad.
La preparación psicológica y mental de los deportistas de élite no difiere demasiado con la dinámica de población que solicita los servicios de la psicología tradicional, por lo que los pasos a seguir son los mismos en ambos casos según Font: “En pocos casos puede que haya un problema de salud mental que debe ser tratado y diagnosticado debidamente y a partir de ahí lo que se plantea es si el tratamiento es compaginable con el hecho de que siga en ese estilo de vida. En el ámbito del deporte cuando esto pasa la prevalencia de trastorno es misma que en la población normal”.
Los deportistas de élite tienden a vivir en una situación agitada constantemente y esto puede suponer que los profesionales pasen por periodos de estrés o ansiedad momentáneo o temporal que les lleve a sufrir cuadros episódicos autoimpuestos que les agiten más de lo normal. No obstante, esta situación no difiere de lo que sucede en un entorno normal y rutinario.
Uno de los principales problemas que se encuentran los deportistas es la incapacidad de aceptación de los problemas y a un futuro incierto, algo que les perjudica a la hora de prepararse: “En un entorno de rendimiento, lo que sucede es que tú trabajas de manera regular para conseguir una potencialidad, pero luego esa se tiene que expresar en el día, hora y lugar que toca. Por muy bueno que seas, nadie tiene comprado un minuto de su vida, eso no quiere decir que lo vayas a conseguir. Esto implica una incertidumbre sobre el futuro. Todos los que se dedican al deporte de rendimiento lo saben, pero no todo el mundo lo acepta. Los buenos competidores aceptan que por mucho que trabajes eso no quiere decir que te merezcas lograr los objetivos más que los demás. El que merece ganar la prueba es quien la gana”, comentaba Font.
La presión externa e interna que viven los deportistas puede comportar problemas de falta de resultados, influyendo de manera negativa al rendimiento. Esto supone que en algunas ocasiones se pueda llegar a perder la concentración y tomar decisiones precipitadas sin poder analizar correctamente la situación en un entorno cambiante.
“La ansiedad te puede influir de muchas maneras”, asegura Font, que reconoce que el temor a fallar puede suponer problemas para estudiar las distintas situaciones a las que tienen que hacer frente: “Gestionarla es parte de los muchos trabajos que tiene un competidor. Saber competir es saber tomar decisiones, asumiendo el riesgo de fallar; no es tomar sólo buenas decisiones por mucho que eso es lo que deseamos. Gestionar la concentración también es parte del trabajo del piloto. Pero parece que eso, que es obvio y conocido por todo el mundo, no se acepta”.
La sociedad actual tiende a una visión optimista y positiva de la vida que comporta problemas de concepción de la realidad. Esta situación también está presente en el marco mental de los deportistas de élite, que en ocasiones no son capaces de admitir sus limitaciones y se centra ciertas áreas cuando no es necesario.
En los últimos años se ha visto cómo la psicología positiva ha imperado en una sociedad a la que le cuesta asimilar lo que realmente sucede. Según Font, este tipo de parches se emplean para protegerse y no querer analizar lo que puede suceder: “El esquema mental que tenemos instaurado en la sociedad es que si eres bueno en algo te tiene que salir. Ningún competidor merece ganar más que otro antes de que la competición tenga lugar. La aparente aleatoriedad es difícil de asimilar cuando te juegas la vida y por eso está de moda la psicología positiva del ‘si quieres, puedes’”.
La población sigue aplicándose e introduciendo distintas novedades técnicas y psicológicas que le permiten obviar o protegerse de ciertos cambios en su entorno, algo que es evidente especialmente cuando no se pueden gestionar correctamente y aparece los primeros picos de estrés o ansiedad.
Esta acción innata hace que queramos imaginarnos las situaciones como mejor nos pueden beneficiar, y según este especialista es algo habitual que tenemos que normalizar: “La gente no es imbécil y sabe cuál es la verdad, pero no le gusta ni le interesa, pero ¿hasta cuándo dura tu autoengaño? Los esfuerzos que hacemos para auto engañarnos hacen que seamos unos maestros de ello. Cuando se dan cuenta que igual les sale mal aparece la ansiedad. Esos autoengaños, como el ‘si quieres, puedes’ no son más que mensajes que nos lanzamos para sentirnos seguros. Pero cuando la realidad (que ya conocíamos) se impone de manera ineludible, entonces sí que aparece la ansiedad desmedida. En cierta manera es como si la ansiedad desmedida estuviera provocada por nuestros de deseos de eliminar una ‘ansiedad normal’, no sólo inevitable sino necesaria, pero que nos resulta desagradable”, admitía Font.
Desde el ámbito psicológico hay diversas maneras de actuar ante este tipo de problemas, y reconoce que en cierta medida todos, ya seamos personajes públicos o no, solemos terminar cometiendo los mismos errores: “Todos saben que existe la ansiedad. Los psicólogos del rendimiento decimos que hay tres maneras de superar la ansiedad. La primera es querer evitarla, eso es el autoengaño; no sólo no funciona sino que aún aumenta más la ansiedad. La segunda manera, que es la que más suele funcionar, es intentar controlarla”.
“Los psicólogos damos recursos y truquillos, pero la cuestión estriba en el hecho de aplicarlos adecuadamente; y por supuesto no son infalibles”, afirmaba Font, que reconocía que lo primero que hay que hacer es aceptar la situación a la que te enfrentas: “El problema está que aunque seas el Dalai Lama de la meditación, si tú no aceptas que vas a ahí a ‘cagarte de miedo’ por lo que pueda pasar, da igual que sepas muchos trucos. La gente más o menos acepta que esa ansiedad es inevitable, aunque muy a su pesar porque creen que sería todo más confortable si pudieran actuar sin ansiedad”.
En raras ocasiones los deportistas tienen la fortaleza mental de saber adaptarse a las circunstancias cambiantes y afrontar las adversidades. Ante esta situación los profesionales cambian de mentalidad, y más allá de asimilar y aceptar la situación, lo que hacen es disfrutar con ella, algo que les permite marcar la diferencia.
Desde la psicología deportiva han advertido que existe una diferencia entre profesionales según la manera de afrontar los conflictos. Según Font, existe un cambio de dinámica interna en los deportistas a la hora de disfrutar de la competición: “La tercera manera la hacen contadas personas, que son los que disfrutan de la ansiedad. Su actitud no es reconocerla y conformarse para a continuación intentar controlarse. Estas personas a lo que van es disfrutar de la ansiedad, de la tensión que provoca y del desafío de tener que controlar el instante. En otras palabras les gusta esa alteración emocional. Son los que llegan a disfrutar del combate, más allá del resultado final del mismo”.
Uno de los pilotos que han marcado la referencia del cambio generacional es Marc Márquez, que ha puesto en el primer plano los problemas existentes en la mente de un piloto a la hora de afrontar los problemas. El claro ejemplo se encuentra en el discurso que ha mantenido el de Cervera en los últimos tiempos, donde reconocía que llegó a temer por su vida.
Pep Font ha comentado que uno de los principales problemas que se encuentran los deportistas de elite se encuentra en lo que se dice de ellos, llegándole a imponer una presión adicional y perjudicando su rendimiento: “No le conozco más que de saludarnos alguna vez, pero Marc Márquez es un competidor que desea ganar por supuesto. Eso es algo que todos desean. Sin embargo, cuando “te venden” que alguien es un ganador vamos por mal lugar, porque todos están motivados por lograr, que es lo que significa ser un “ganador”. Pero no todos están motivados para librar una batalla feroz en la que sabes que puedes salir muy mal parado. Los competidores de verdad aman más la lucha incluso que la victoria. Una cosa no quita la otra”.
Font ha apuntado que desde fuera da la sensación de que Márquez ha llegado a disfrutar de ir al límite y vivir en el riesgo,de hecho el propio Marc ha reconocido en varias ocasiones que está dispuesto a correr un riesgo extra que quizás otros rivales no quieren asumir: “El buen competidor ama el combate, pero lo que le da sentido a ese combate es el deseo de ganarlo. Márquez tiene un amor indudable por la batalla, pero puede que veces cometa errores evidentemente. Él lo reconoce, se da cuenta y se redirige. Márquez comete errores, pero aprende sistemáticamente de ellos. Puede parecer exagerado decir que él ‘disfruta incluso de sus errores’, pero transmite toda la sensación de disfrutar de la situación, aunque conlleve un riesgo de cometer errores brutal. ¡Eso no significa que le guste cometerlos evidentemente!”.
En raras ocasiones los pilotos hacen referencia a las personas con las que trabajan, ya sea un entrenador físico, un fisioterapeuta o bien un psicólogo deportivo. Últimamente, han sido varios los pilotos que han hecho referencia a los psicólogos deportivos o del rendimiento, algo que ha hecho que se pusiera en ellos el foco mediático.
Esto fue lo que le pasó a Pep Font, que reconoce que en contadas ocasiones desde los medios de comunicación se acuerdan de los profesionales del gremio: “El otro día me dio las gracias en público un piloto bien conocido por el público y los medios; y no es la primera vez que pasa. La prensa muchas veces se acuerda de nosotros en estos casos. Llevo 30 años aquí y he trabajado con muchos pilotos, no sólo con este. A lo largo de los años, algunos de ellos han logrado grandes objetivos competitivos y otros no”.
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Por último, el especialista ha asegurado que es extraño lo olvidada que está la salud mental y deportiva de los deportistas de elite en la prensa: “Cuando ha sucedido y el piloto ha hecho un reconocimiento explícito a mi trabajo con él, cosa que agradezco en sobremanera, la prensa acto seguido se ha interesado por el psicólogo o por eso “tan misterioso” que el piloto trabaja con el psicólogo. Y se interesan como si acabaran de descubrir que existe eso del trabajo psicológico … ¡Como si fuera la novedad del siglo! Lo vuelven a descubrir cada vez, no lo dan como un aspecto del trabajo normal e integrado en toda la preparación global que un piloto lleva a cabo todo nivel”, concluía Font con contundencia.
Hasta aquí llega la primera parte de esta extensa entrevista con Pep Font. En la segunda parte ahondaremos en otros aspectos, mucho más recientes y que en ocasiones se obvian.