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Las dos citas mundialistas consecutivas celebras en el Circuito de Losail han demostrado que 2021 está siendo, de momento, el año de los rookies. Pedro Acosta maravilló a todo el paddock con una contundente victoria en Moto3 saliendo desde el pitlane, Jorge Martín hizo la pole sobre su Ducati y acabó subiendo al podio en su segunda carrera en MotoGP, y Raúl Fernández también alcanzó una luchada tercera posición en sus primeros pasos en Moto2.
El piloto madrileño anunció por sorpresa su salto a la categoría intermedia a finales del mes de noviembre, cuando todo apuntaba a que seguiría corriendo en Moto3 un año más para atacar el título después de haber acabado cuarto en la clasificación final de 2019. Su inesperado cambio de categoría permitió a Pedro Acosta dejar a un lado su proyecto con el Prüstel GP para quedarse con la KTM oficial de Raúl y formar pareja con Jaume Masiá.
Fernández, un piloto acostumbrado a llevar motos grandes en sus entrenamientos privados, quería dejar atrás las ligeras y pequeñas Moto3 para probar suerte con la Kalex Moto2 del equipo de Aki Ajo, una motocicleta que, por peso y dimensiones, parecía adaptarse mejor a la talla del español.
En su primera carrera en Losail, Raúl ya dejó claro que su adaptación a esta categoría iba a ser inmediata. El madrileño firmó una quinta plaza y aguantó el ritmo de los primeros durante más de media carrera, y con todo este aprendizaje en mente, Fernández dio otro paso más en el Gran Premio de Doha que le valió para firmar su primer podio en la clase intermedia, despidiéndose del doblete qatarí con una tercera plaza en la general a 23 puntos de Sam Lowes.
Brillar de este modo en una categoría que muchos denominan como 'caníbal' es algo que no ha pasado desapercibido para varias fábricas de MotoGP. Según pública el Diario MARCA, ya son tres las marcas -Yamaha, Ducati y Aprilia- que han llamado a la puerta de Raúl Fernández para sondear sus intenciones de cara a 2022 y saber qué tiene en mente el piloto madrileño.
En principio, Fernández tiene un acuerdo con KTM y Aki Ajo para correr en Moto2 este año y el siguiente. Los austriacos, siempre previsores a la hora de blindar a sus pilotos, introdujeron una cláusula en su contrato que les da la opción de igualar cualquier oferta que Raúl pueda recibir por parte de un equipo de MotoGP, una cláusula que Pol Espargaró conoce bien y que a punto estuvo de arruinar su fichaje por el Repsol Honda.
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En cualquier caso, Raúl Fernández no tiene ahora mismo ninguna prisa para saltar a MotoGP en 2022 teniendo en cuenta que este año está completando la que será su tercera temporada en el mundial y que, además, casi todos los pilotos oficiales de MotoGP no terminan contrato hasta finales del próximo año.
El madrileño -campeón del FIM CEV Repsol Moto3 en 2018- cumplirá 21 años el próximo mes de octubre, y a menos que una fábrica de MotoGP le ponga encima de la mesa un contrato irrechazable para 2022, su intención es la de seguir compitiendo en esta categoría al menos otro año más.
KTM, por su parte, cuenta con Raúl para consolidar su proyecto en la clase reina a partir de 2023 en función de lo que ocurra con Danilo Petrucci e Iker Lecuona, dos pilotos que compiten en la órbita del equipo satélite Tech3 bajo contrato de fábrica. En esta ecuación también está metido Remy Gardner, cuya presencia en MotoGP el próximo año dependerá mucho de lo que consiga esta temporada en las filas del equipo de Aki Ajo.