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Las imágenes del accidente que Romain Grosjean sufrió este pasado domingo durante el arranque del Gran Premio de Baréin de Fórmula 1 han dado la vuelta al mundo por su espectacularidad y por el hecho de que el piloto francés saliera andando por su propio pie tras impactar contra el guardarraíl a 221 km/h y, lo más sorprendente, permanecer durante 29 segundos dentro de un auténtico infierno de fuego y llamas.
La palabra 'milagro' ha sido la más extendida a la hora de calificar lo ocurrido en Bahrein con Grosjean, que dentro de poco podrá ponerse de nuevo al volante de su monoplaza a pesar de haber sufrido uno de los accidentes más brutales de los últimos años.
Sin embargo, en el mundo de la alta competición, los milagros pocas veces existen. El de hecho de que un piloto pueda sobrevivir a un impacto de ese calibre es fruto de los esfuerzos que realizan la organización, las escuderías y los suministradores de material de protección por mejorar la segunda del campeonato año tras año, y lo ocurrido con Grosjean es, precisamente, el mejor ejemplo.
El hecho de que el 'cockpit' se mantuviera de una pieza tras golpearse de frente contra el vial a más de 200 km/h -el coche incluso se partió en dos- fue el primer factor que salvó la vida del piloto de 34 años. Los datos facilitados por su equipo revelan que la fuerza del impacto superó los 50 G, una cifra verdaderamente monstruosa que ya nos da una idea de las medidas de seguridad que ofrecen a día de hoy los monoplazas de F1.
No menos importante fue la presencia del Halo, una pieza que ha demostrado en Baréin su capacidad para salvar la vida de un piloto a pesar de las críticas que recibió tras su imposición en el año 2018. Y qué decir del hecho de que Grosjean estuviera cerca de medio minuto luchando por salir de su cockpit en un auténtico infierno de llamas provocado por la rotura del depósito de combustible de su monoplaza.
Un milagro ha sobrevolado el circuito de Baréin, las imágenes son tremendas. #BRNmovistarF1 pic.twitter.com/8bAJ0p9nJf
— F1 en Movistar+ (@movistar_F1) November 29, 2020
Aquí, el culpable de que el piloto francés siga con vida no es otro que Alpinestars, el fabricante del mono de competición que viste Grosjean. Esta prenda, comercializada por Alpinestars para el gran público bajo del nombre de GP TECH V3 SUIT, cuenta con un revestimiento especial ignífugo conocido como Nomex, una fibra de meta-aramida resistente al calor fabricada en Asturias y patentada por el gigante de la industria textil y química Dupont, propietario, entre otras muchas patentes, de la marca registrada Kevlar.
El Nomex es un material que también se emplea habitualmente en la fabricación de trajes de protección para bomberos y pilotos de combate. La homologación dice que los monos de F1 que emplean este material garantizan un aguante de hasta 11 segundos a temperaturas superiores de los 800 °C sin que la piel del piloto sufra daños, pero Grosjean ha demostrado que este tiempo se puede multiplicar casi por tres y salir vivo de un auténtico infierno como el de Baréin.
Si la resistencia probada ante las llamas es la seña de identidad de Alpinestars en el mundo de las cuatro ruedas, el fabricante italiano también ha destacado durante estas últimas semanas dentro del paddock de MotoGP por otro accidente en el que su tecnología volvió a cumplir un papel destacado.
😱 La tremenda VOLADA de @alexmarquez73 💥
— DAZN España (@DAZN_ES) November 14, 2020
Es sencillamente increíble que haya podido salir por su propio pie. Está hecho de otra pasta 🙌#ValenciaGP 🇪🇸 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/9xk7Wruu5m
Nos referimos a la caída que Alex Márquez protagonizó en Valencia el pasado mes de octubre durante la primera sesión de clasificación del sábado, una volada saliendo de la curva 11 del Circuito Ricardo Tormo de Cheste de la que el piloto de Cervera salió casi ileso gracias al sistema TechAir que equipa su mono Alpinestars y que es capaz de desplegar un airbag en sólo 25 milisegundos, es decir, 16 veces más rápido que un parpadeo humano.
El piloto de Cervera fue escupido por su Honda en un viraje lento de derechas, y justo en el momento en el que empezó a volar por el aire, su airbag se hinchó por completo siete décimas de segundo antes del primer impacto contra el suelo, absorbiendo gran parte de los 23,6 G de fuerza que registró el primer contacto contra el asfalto.
El airbag cumplió con su cometido y evitó fracturas en la parte baja de la espalda -la que se llevó el impacto principal-, aunque no pudo evitar algo que queda fuera de su control: un edema óseo en el hueso grande de la muñeca izquierda que condicionó la carrera posterior del piloto del Repsol Honda.
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Tanto el accidente de Romain Grosjean como el highside de Alex Márquez demuestran que los avances en materia de seguridad de Alpinestars y del resto de fabricantes de equipamiento que participan en campeonatos del más alto nivel no se detienen y que son ellos y no una entidad divina los que salvan la vida de los pilotos.