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Aunque el gran público quizás lo desconoce, KTM es una de las marcas a que a día de hoy trabajan con mayor ahínco en la electrificación de su gama de motocicletas. Hace ahora cinco años, los de Mattighofen presentaron sus dos primeros modelos eléctricos, la Freeride E-XC y su variante de asfalto SM, dos motocicletas alimentadas al 100% por baterías de litio y propulsadas por un motor eléctrico de imanes permanentes capaz de generar 22 cv de potencia.
En 2018, la marca austriaca decidió darle un lavado de cara a su gama eléctrica, dotándola de mayor autonomía (un 50% más) para alcanzar la hora y media de uso ininterrumpido en pistas de tierra. El chasis se rediseñó y KTM añadió además un sistema de recuperación de energía en pendientes y frenadas, incorporando además un programa de carga rápida en sus baterías.
De cara a 2021 KTM pretende introducir una tercera generación de su gama E-Ride eléctrica que posiblemente vendrá con más capacidad de baterías, una parte ciclo actualizada a los últimos componentes presentados por WP en materia de suspensiones y quizás con algo más de potencia en su motor.
Además, la marca austriaca ya avisó hace un par de años haber iniciado un camino de electrificación que culminará en 2025 y en el que pretenden ir añadiendo más modelos alimentados por batería a su catálogo, entre ellos un scooter eléctrico del que ya lleva hablándose un tiempo.
KTM Freeride E-XC 2018
¿Y qué ocurre con su segmento más deportivo? Por el momento, KTM no ha mencionado públicamente su intención de desarrollar modelos eléctricos más ambiciosos que puedan servir para cubrir uno de los mayores huecos que ahora mismo tiene su catálogo, el de las motos superbike, un segmento en el que la RC390 es lo máximo a lo que puede aspirar un futuro comprador a menos que quiera irse a la gama hyper-naked de KTM y hacerse con una Super Duke 1290 R.
El artista digital Mohit Solanki ha dejado volar su imaginación para regalarnos su visión de cómo podría ser una KTM RC-E, una deportiva 100% eléctrica con todo el ADN 'Ready to Race' que siempre ha caracterizado a los austriacos.
El render tiene un trabajo de diseño espectacular, destacando especialmente esa forma de 'ola' con la parte delantera muy achatada, el falso depósito a la altura de la cúpula y un subchasis prácticamente testimonial que sirve para albergar un asiento monoplaza que parece quedar suspendido sobre el aire de forma mágica.
No queremos dejar pasar por alto el diseño de su basculante trasero monobrazo, que parece montar una llanta semi-lenticular que podría esconder perfectamente un segundo motor eléctrico en el eje trasero, algo parecido a la que hace Tesla con sus coches eléctricos.
Sin duda alguna un diseño atrevido que parece sacado de una película de ciencia ficción pero que, a la vez, podría hacerse realidad con la tecnología que existe a día de hoy. ¿Dará el paso KTM?
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