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Nadie puede dudar del desbordante talento que Marc Márquez atesora en sus manos. A sus 27 años, el piloto de Cervera va camino de destrozar todos los récords de la categoría reina del motociclismo, donde ya suma seis títulos mundiales, 56 victorias y un total de 95 podios, números que colocan a Márquez entre los mejores de la historia del Continental Circus.
Para poder llegar a este nivel, el español ha tenido que asumir unos riesgos que también le han convertido en uno de los pilotos que acumulan un mayor número de caídas cada temporada, la inmensa mayoría de ellas, por fortuna, sin consecuencias físicas.
La veteranía y la experiencia que Marc ha ido acumulando en MotoGP desde su debut en 2013 le ha permitido ir reduciendo el número de caídas en los últimos años, aunque el de Cervera es consciente de que los títulos y las victorias sólo llegan cuando te arriesgas más que los demás.
Así lo ha confirmado durante un breve documental producido por DAZN bajo el título Incondicional - Marc Márquez, la historia de una madre donde la gran estrella es su madre, Roser Alentá: "¿El equilibrio entre riesgo y recompensa? Es difícil, porque siempre he dicho que sin riesgo no hay recompensa, y si quieres que la recompensa sea mayor que la de los demás, tienes que coger más riesgo", explica Marc.
De las muchas caídas que el ocho veces campeón del mundo ha sufrido a lo largo de su trayectoria deportiva, hay una que jamás olvidará: "Normalmente de las caídas te acuerdas de todas, pero la que me marcó más fue la de Mugello 2013. Iba a 300 km/h contra un muro. Es ahí donde en décimas de segundo decidí tirarme de la moto, por suerte".
Márquez recuerda que la de Mugello "es la única vez que he salido en camilla. Yo creo que es la única vez que he tenido miedo. Dolió bastante y tuve miedo, porque era consciente, tú te caes a 300 km/h con una moto y sabes que puede pasar algo muy grave. No me gusta decir la palabra, pero puede pasar algo grave".
Lógicamente, un susto de ese calibre le acabó pasando factura durante todo el gran premio, aunque fuese de forma inconsciente: "Esa caída me condicionó todo el fin de semana, me condicionó de tal manera que era un punto que normalmente se pasa a fondo. Yo creía que lo estaba pasando a fondo, y el equipo me decía... al principio no me presionó mucho, pero perdía allí mucho tiempo porque no lo pasaba a fondo. Me decían 'intenta pasarlo a fondo poco a poco, a ver si puedes con el gas a tope', y yo creía que lo pasaba con el gas a tope, e inconscientemente cortaba, y yo no me daba cuenta que lo hacía. Creo que esto es el factor miedo. Pero sí que luego, en carrera, se me olvidó".
El mayor de los hermanos Márquez sabe que "caerse mucho no es bueno", pero intenta sacar algo positivo: "También ayuda a tener experiencia. Ya tengo el vicio de encogerme, cogerme los hombros, te preparas ya para la caída, para deslizar bien, llegar a la grava con los pies arriba. Pero esto son cosas que no se entrenan, pero si te caes mucho al final lo tienes medio entrenado".
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Por último, sobre cómo viven desde fuera el sufrimiento que supone ver a un hijo sufrir una caída, Márquez cree que sólo podrá entenderlo cuando él también sea padre: "Yo creo que el cómo se siente mi madre con los riesgos que tomo, no lo voy a valorar o no lo voy a ver hasta que el día de mañana tenga un hijo o una hija. Ahora te digo 'sí, sufre mucho, se preocupa mucho', pero la única manera de entenderlo es cómo sufro yo con mi hermano".