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Desde hace tiempo los aficionados al mundo del motor mantienen un interesante debate sobre el resultado que una Superbike actual podría conseguir en una carrera de MotoGP. A pesar de que las motos derivadas de serie que participan en el WSBK son unas auténticas bestias en muchas ocasiones derivadas directamente de un prototipo de MotoGP -la Ducati Panigale V4 o la última Honda CBR 1000 RR-R son un buen ejemplo- lo cierto es que una superbike no tendría nada que hacer a día de hoy frente a una máquina del Mundial de Motociclismo, especialmente a nivel de ritmo de carrera.
Si bien es cierto que Jonathan Rea ha protagonizado varios titulares en los últimos años gracias a los tiempos conseguidos durante los test invernales celebrados en el Circuito de Jerez con el neumático de clasificación super blando de Pirelli (en 2017 giró en 1'37.910 cuando el récord de MotoGP es de 1'36.880), a día de hoy todavía existe una brecha de varias décimas por vuelta a nivel de ritmo que condenarían las opciones de cualquier superbike en un enfrentamiento cara a cara contra una MotoGP en carrera.
En 2017 ya hicimos una comparación entre el ritmo de carrera del ganador del Gran Premio de España de aquel año (Dani Pedrosa) con el de Jonathan Rea que puedes leer en este enlace. De haberse disputado una carrera conjunta entre MotoGP y Superbikes a 19 vueltas (las MotoGP completan 27 en Jerez), Rea y su Kawasaki habrían acabado aquel año en quinta posición a 10.7 segundos del ganador Dani Pedrosa. Y eso teniendo en cuenta que el ritmo de la MotoGP se calculó en base a 27 vueltas y no 19, con la consiguiente reducción de velocidad para conservar gomas y gasolina.
¿Cuál es la gran diferencia que existe a día de hoy entre una MotoGP y una Superbike que impide a esta última alcanzar el ritmo por vuelta de la primera? Aunque hay pequeñas variables que lógicamente influyen en el tiempo final (30 cv a favor de la MotoGP, neumáticos prototipo Michelin, chasis diseñado para la competición..), todos los pilotos coinciden en que la electrónica de una MotoGP está muy por encima a día de hoy de lo que puede ofrecer una SBK en este área.
La regulación del gasto de combustible en busca de la potencia máxima, el anti-wheelie que evita el levantamiento de la rueda delantera o el control de tracción que limita el desgaste de la goma trasera -por poner algunos ejemplos- están mejor optimizados en una MotoGP en relación a la electrónica que puede equipar una Superbike puntera, y este conjunto de pequeñas ayudas se traduce en un ritmo netamente superior a la hora de afrontar una carrera de casi 30 vueltas.
Si te estás preguntando cuáles son las diferencias en términos de pilotaje que existe entre una MotoGP y una Superbike en un mismo circuito, este interesante vídeo protagonizado por Marc Márquez (imagen izquierda) y Jonathan Rea (parte derecha) es válido para hacerse una idea de las trazadas que deben tomar ambas máquinas en una misma pista, siempre más abiertas en el caso de la MotoGP -con un pilotaje más de stop and go- que en la Superbike, donde se busca más fluidez.
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