Foto: Motogp.com
 Redacción @todocircuitoweb |
La vida de un piloto de MotoGP está llena de decisiones, algunas acertadas y otras no tanto. Jorge Lorenzo es un buen ejemplo de cómo pueden cambiar las cosas en la categoría reina del campeonato en función del camino que afronte un piloto, especialmente cuando eso implica dejar atrás una fábrica con la que lo has ganado todo para intentar conquistar un nuevo título con una marca que lleva una década persiguiendo este objetivo.
La relación entre Lorenzo y Ducati generó muchas expectativas cuando el balear entró en la disciplina ducatista en el año 2017, una temporada en la que Jorge conquistó tres podios y una séptima posición final. La de 2018 debía ser su temporada de consolidación, especialmente después de que Andrea Dovizioso se hiciera con el subcampeonato la temporada anterior; sin embargo, el año empezó mal para el balear, y Ducati perdió la paciencia quizás demasiado pronto, cuando sólo se habían disputado cinco carreras.
Lorenzo ganó en Italia y Barcelona, pero Claudio Domenicali ya había tomado la decisión de subir a Danilo Petrucci del equipo PRAMAC y dejar en el camino al piloto de los 15 millones de euros, Jorge Lorenzo. Durante esas cinco primeras carreras, antes de conquistar su primera victoria con Ducati en Mugello, Lorenzo reconoce que pasó "por un momento difícil".
Hablando para el portal The Race, el #99 recuerda que "no podía lograr los resultados que quería, Ducati quería fichar a otro piloto y tuve que encontrar una solución. Estaba en un buen momento de mi carrera, era rápido, estaba todavía en forma, pero por alguna razón, no podía conseguir los resultados y no pude seguir en Ducati".
El balear tuvo que afrontar una nueva decisión que sería clave para su futuro deportivo. Petronas estaba montando un equipo satélite muy prometedor con el respaldo de Yamaha, y querían a Jorge en su equipo. Lorenzo reconoce que estuvo muy cerca de acabar corriendo en 2019 para la estructura malasia, pero entonces llegó la llamada de Alberto Puig: "Encontamos la opción de ir a Petronas Yamaha, y estaba casi listo para firmar, entonces llegó la oportunidad de Honda y no pude decirles que no. Uno de los sueños de cualquier piloto es correr con Honda al menos una vez en tu vida, y tuve la suerte de que en tres semanas fui capaz de tener la oportunidad de hacer algo que ningún otro piloto había logrado en la historia, ganar con tres motos diferentes".
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El sueño, sin embargo, se convirtió rápidamente en pesadilla. Una lesión en plena pretemporada, cuando todavía no había arrancado el test IRTA de Sepang, condicionó sus primeros pasos con la Honda de 2019: "Las cosas empezaron mal con mi lesión en el escafoides, y la moto de 2019 era difícil de pilotar. Las lesiones desempeñaron un papel importante y se convirtieron en un gran desastre. Nunca fui competitivo, nunca logré buenos resultados, y sobre todo la lesión de Assen me ayudó a tomar una decisión. Sin esa lesión, posiblemente me habría quedado y lo habría intentado otro año, pero cambió mucho mi forma de pensar, y la retirada se convirtió en un pensamiento real".
"Intenté volver en Silverstone y ver qué sucedía, de haber encontrado la motivación y la confianza, podría haber cambiado las cosas, pero sin ellas no tuve la paciencia necesaria para quedarme", prosigue el ahora probador de Yamaha. "Si no puedo ganar, no estoy feliz, porque lo único que me mantiene en esta profesión es la posibilidad de ganar. Hay mucho aspectos negativos en esto: los viajes, los eventos, la presión que sientes en las carreras, la posibilidad de lesionarte... No compensa a menos que seas capaz de ganar. Sufrí y luché mucho en Honda, y no no había compensación por ello".
Fue entonces cuando Lorenzo y Puig se sentaron en una mesa y pactaron la disolución del contrato que vinculaba al mallorquín con HRC hasta finales de 2020: "No fue una decisión fácil, porque no pude devolverle a Honda y Alberto Puig la confianza que habían puesto en mí. Pero también es cierto que otro año como el 2019 era algo que ni Honda ni yo nos podíamos permitir porque ambos somos ganadores, no alguien que termina el 10º o el 15º. Allí staba sufriendo, y la vida es para disfrutar, no para sufrir, sobre todo cuando has ganado tanto".
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A la pregunta de si se arrepiente de las decisiones que ha tomado en estos últimos años, Jorge Lorenzo responde con un "no" rotundo, y añade que "no tiene sentido arrepentirse de cosas que no puedes cambiar", aunque no oculta que siempre le quedará una espinita clavada: "Siempre quedará la pregunta de qué hubiera pasado si hubiera ganado con la Ducati un mes antes. Posiblemente no estaríamos aquí hablando ahora", finaliza el #99.
