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Cuando Jorge Lorenzo anunció su retirada del motociclismo profesional el pasado 14 de noviembre pocos esperaban que el balear tomara una decisión de este calibre. Si bien es cierto que su adaptación a la Honda llevaba meses estancada, Lorenzo todavía guardaba en su interior esa velocidad que le había permitido ganar tres títulos mundiales de MotoGP junto a Yamaha, la fábrica con la que más éxitos ha sumado el mallorquín.
Sin embargo, durante su etapa junto a Honda, el #99 tuvo que afrontar su lesión más grave hasta la fecha: dos fracturas vertebrales tras sufrir una fea caída en Assen que fueron determinantes a la hora de meditar sobre su futuro dentro del campeonato, quedándose fuera del paddock durante dos meses.
"Las lesiones aceleraron mi decisión de retirarme", afirma Jorge Lorenzo en una entrevista ofrecida al canal británico BT Sport. "Sin ellas", prosigue el español, "me hubiera quedado para tratar de ser competitivo con Honda. Cuando empezamos, tuve cinco lesiones graves, y la última vez que me golpeé la cabeza no podía recordar nada".
Si bien es cierto que su estado físico fue la clave que le llevó a abandonar el paddock, Lorenzo también afirma que había otros factores que le empujaron a colgar las botas, entre ellos el comportamiento de la Honda y su edad: "Fueron una serie de combinaciones, la moto no coincidía con mi estilo, había poca motivación y también falta de paciencia para esperar otro año a mi edad, ya con 32".
El miedo a sufrir una parálisis permanente también condicionó el futuro del mallorquín tal y como él mismo ha confesado: "Las lesiones en la espalda, además, son graves, no son como una en la mano o en un pie. Puedes quedarte paralítico incluso. Sentí que tenía que ser más cauteloso, no quería caerme más", revela Jorge.
Uno de los momentos clave de la temporada se produjo unos días antes de su accidente en Assen; fue durante el test privado que acogió el Circuit de Barcelona-Catalunya, una jornada en la que Lorenzo se fue al suelo a gran velocidad en la curva Campsa, llevándose un fuerte golpe en la espalda que acabó afectándole a una de sus vértebras, aunque eso lo descubriría días después tras el accidente de Assen.
"Después de la caída en Barcelona, examinamos las imágenes en el equipo y, desde ese momento, comencé a tener miedo de caerme y hacerme daño", comenta Lorenzo. "Poco después ocurrió lo de Assen".
Fue entonces, cuando iba camino de un hospital holandés, cuando se preguntó si de verdad merecía la pena todos los riesgos que estaba asumiendo: "Entonces me pregunté qué estaba haciendo aquí, luego pensé en darme otra oportunidad, pero la verdad es que ya no podía encontrar las razones para seguir".
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Con el 2019 a punto de expirar, Jorge Lorenzo todavía no ha desvelado sus planes profesionales de cara a 2020, una temporada que podría ver el regreso del #99 a Yamaha en calidad de piloto de pruebas.