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La última victoria de Valentino Rossi se remonta al Gran Premio de los Países Bajos de 2017. Desde entonces, el italiano atraviesa una sequía en la que no está solo: Yamaha tampoco sube a lo más alto del cajón desde entonces y, poco a poco, se van acercando a su peor racha en la era de las cuatro tiempos. Entre las temporadas 2002 y 2003 dejaron escapar la primera posición en 18 ocasiones y están a una carrera de igualar esa marca.
"Para mí y para Yamaha es una mala noticia que haya pasado un año desde la última victoria", reconoció el propio Rossi al terminar la carrera del #CatalanGP. La buena noticia es que ha encadenado tres podios consecutivos, está segundo en la clasificación general y Massimo Meregalli, Team Manager del Movistar Yamaha MotoGP, cree que incluso podrían pelear por el título si Yamaha les proporciona el material adecuado dentro de poco.
La próxima semana, el Mundial de Motociclismo viaja a la Catedral para disputar la octava prueba del año y 'The Doctor' reconoce su predilección por este trazado, pero no se confía: "Me encanta Assen, como Barcelona, Mugello o Phillip Island, pero no podemos esperar algo mágico porque sea Assen. Me gusta el circuito, normalmente voy bien y la Yamaha funciona bien. Será difícil, como siempre, aunque espero tener una oportunidad de pelear por la victoria antes del final de temporada".
Los números de 'Vale' en Assen son abrumadores: ha ganado en diez ocasiones, tres de ellas desde que se recortó el primer sector, y ha firmado la pole position siete veces. El trazado holandés también guarda cierto simbolismo para el de Tavullia, porque fue el escenario sobre el que consiguió su primer triunfo tras dos años muy complicados en Ducati.
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Al otro lado del box, Maverick Viñales vive un momento muy complicado. Tras acabar sexto, el #25 calificó su actuación en el Gran Premi de Catalunya como "desastre" y en el test trabajó para sentirse más cómodo sobre su prototipo. Su gran problema está en las primeras vueltas, cuando la moto tiene el depósito lleno, y también sufre la falta de sensaciones con el tren delantero, un problema que afecta a Rossi, aunque el italiano lo achaca a una mala selección de compuestos por parte de Michelin.