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Andrea Iannone no parece encontrar el camino con su nueva Suzuki GSX-RR. Después de siete carreras disputadas, el piloto de Vasto sólo ha conseguido sumar 21 puntos, un pobre bagaje que de momento le deja 15º en la general del campeonato, a un mundo -90 puntos- del líder de MotoGP, Maverick Viñales.
Precisamente el piloto de Roses fue, junto con Aleix Espargaró, uno de los responsables del desarrollo de la GSX-RR, una moto que el año pasado logró una victoria y varios podios en manos de Viñales, ahora en las filas del equipo Yamaha. A pesar de que la Suzuki estaba todavía un peldaño por debajo de las Honda y las Yamaha oficiales, la fábrica japonesa tenía un prototipo capaz de pelear por posiciones de podio en 2017, y para ello confiaron en la experiencia de Andrea Iannone, que había llevado a la victoria a la Ducati Desmosedici en Austria 2016.
A pesar de que el italiano empezó con buen pie durante los primeros test de pretemporada, su rendimiendo en carrera está lejos de lo que esperaba el equipo de Hamamatsu. Hasta la fecha, el mejor resultado del #29 es un séptimo puesto en Austin. En Le Mans y Mugello sudó para colarse en el top 10, mientras que en Barcelona no llegó si quiera a puntuar, acabando 16º después de arrancar 12º en parrilla.
Precisamente en Momtmeló, Manuel Pecino apunta a un detalle que dice mucho de la situación que Iannone atraviesa con Suzuki. Durante la parte final de la carrera, en la vuelta 20, el italiano fue sobrepasado por su compañero de equipo temporal, el francés Sylvain Guintoli, que ha sido el sustituto de Alex Rins durante las tres últimas carreras.
Hasta ese momento, Iannone había estado rodando en tiempos muy discretos de 1'49 altos y 1'50 bajos a rueda de Tito Rabat, completando después tres giros consecutivos en tiempos de 1'48.5 - 1'48.8 para recuperar la plaza que le había quitado Guintoli y cruzar la línea de meta por delante del francés. La situación no pasó desapercibida para los técnicos e ingenieros de Suzuki, viviéndose un clima de tensión durante la tarde del domingo dentro del box de la fábrica japonesa.
¿Está perdiendo la motivación Iannone en vista de que no consigue adaptarse al pilotaje de la Suzuki GSX-RR? Su jefe de filas, Davide Brivio, cree que es cuestión de tiempo: "Todos los pilotos necesitan tiempo para adaptarse a una moto nueva. Piensa en Valentino o Crutchlow, cuando dejaron la Ducati les costó un tiempo adaptarse, y a Lorenzo este año también, aunque su movimiento sea al contrario. Es el precio que uno paga", explica el team manager italiano a GPone.com.
En Suzuki saben que su moto, la GSX-RR, es capaz de ganar carreras, por eso Brivio cree que "no existe ninguna razón por la que no podamos repetir el resultado del año pasado con Andrea, pero hay problemas técnicos que lo impiden. Ahora mismo tanto la moto como el piloto son incapaces de expresar su potencial".
Los rumores que se oyen por el paddock apuntan a que Iannone podría abandonar Suzuki a final de temporada para subirse a la Aprilia RS-GP de Sam Lowes, una situación que desde Suzuki desmienten: "He leído eso y respondo diciendo que tenemos un contrato de dos años con él, no es necesario añadir nada más".
Aunque Brivio no lo dice de forma abierta, en Suzuki tienen claro que no pueden hacer mucho más a nivel técnico para darle una moto más competitiva a Iannone. De hecho, durante el GP de Catalunya, Suzuki mandó dos ingenieros desde su sede central en Japón para reforzar al equipo de especialistas en electrónica del Team ECSTAR Suzuki: "Puedo asegurar que están trabajando duro en el departamento de carreras en Japón. Para la carrera de Barcelona nos mandaron dos técnicos de electrónica extra, y de cara al test, un nuevo chasis para mejorar el grip trasero. Están intentando satisfacer las peticiones de Andrea".
A diferencia de otras fábricas como Ducati, Yamaha y Honda, Brivio cree que el hecho de no tener un equipo satélite está afectando negativamente a Suzuki en términos de desarrollo, además de no tener la posibilidad de comparar el rendimiento de sus GSX-RR oficiales con otros prototipos similares. Tampoco olvida las lesiones que ha sufrido Alex Rins durante estos últimos meses, una situación que "definitivamente nos ha penalizado" apunta Brivio, "eso y el hecho de no tener un equipo satélite. Otro equipo ayuda a llevar el desarrollo adelante y se pueden hacer comparaciones. Esperamos tenerlo para 2019".