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Si eres un motero nacido en el siglo XX, posiblemente la Ducati 916 ha sido para ti un auténtico icono, un 'unicornio' para todos los amantes de las motos deportivas que marcó un antes y un después en el segmento superbike allá por 1994, el año de su llegada al mercado.
La 916 es la criatura más querida por Massimo Tamburini, su creador, que recibió el encargo por parte de Claudio Castiglioni -presidente de Ducati por aquel entonces- de diseñar una digna sucesora de la Ducati 888, aprovechando su motor V-Twin de 8 válvulas con distribución desmodrónica.
Dicho y hecho, Tamburini se puso manos a la obra y creó una de las motos más bellas de la historia, la 916, con un ligerísimo chasis tipo Trellis con tubos de acero muy estrechos que permitían a la 916 presumir de unas dimensiones realmente compactas, casi imposibles para una supebike de aquella época. El motor de la 888 crecía hasta los 916 cc, entregando 114 cv a 9.000 rpm, una cifra más respetable para una moto bicilíndrica diseñada hace ahora más de 20 años.
Con el paso del tiempo, la saga 916 (y las posteriores 996 y 998) se ha ido revalorizando año tras año, especialmente en el mercado europeo, donde no es difícil encontrarse unidades de segunda mano a la venta cuyo precio iguala e incluso supera el coste de la moto original, creándose una burbuja que, de momento, parece no estallar.
En otros mercados, especialmente en EEUU, la historia es muy distinta. Sólo hay que fijarse en esta unidad impoluta y 100% original de una 916 del año 98 a la venta en California, con algo menos de 400 kilómetros en su marcador. Su propietario se la compró hace años a un millonario que a su vez la había adquirido en el año 2002 en Las Vegas, durante una subasta benéfica, llevándose la moto con la firma de varios pilotos del AMA Superbikes -Ben Bostrom entre ellos- en el depósito.
Lamentablemente, esos autógrafos se perdieron años más tarde cuando el actual propietario encargó una limpieza total de la moto sin advertir al personal de que debían conservar las firmas que decoraban su depósito. Para enmendar este error, recorrió cerca de 100 millas con ella para que el ex-piloto del Mundial de SBK, Frankie Chili, plasmase su autógrafo.
La moto ha estado guardada en una nave durante todo este tiempo, desconectando la batería y quitándole la gasolina del depósito para mejorar su conservación. ¿El precio? Pide 7.500 dólares por ella, unos 7.000 euros al cambio, prácticamente la mitad de lo que se pide en Europa por una unidad en este estado.
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