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El vídeo de hoy es un claro ejemplo de que nunca conviene calentarse más de la cuenta con la moto, y menos en carretera abierta. Viajamos hasta Brasil, donde un motorista graba desde su casco una salida dominical sobre su Kawasaki Ninja 300 junto a un grupo de amigos. Al llegar a una autovía llena de curvas, nuestro protagonista se viene arriba y empieza a tumbar a más de 150 km/h, retorciendo el puño de gas de su pequeña Ninja todo lo que puede.
Al llegar a un giro rápido de derechas, pierde el control de la moto justo en el ápice, a 160 km/h, y sale escupido contra el arcén hasta caer junto al muro a gran velocidad. Por fortuna para el motorista el mono de cuero y los guantes cumplieron su función, aunque tuvo que visitar el hospital por un golpe en la pierna y por las lesiones de la mano.