Triumph Bonneville Bobber 2017: Primera toma de contacto

Por Borja Arias @borjarias | Google+

De esta forma nos encontramos de nuevo con un diseño cuidado al milímetro, donde aspectos típicos de una moto Bobber surgen allá por donde la mires. Claro ejemplo de ello lo vemos en elementos como su asiento monoplaza, guardabarros reducidos, el manillar ancho y plano o los fuelles de la horquilla, siendo estos solo algunos de los detalles que esconde la nueva Bonneville Bobber, en la que el objetivo de simplificar todo al máximo pero sin prescindir de nada se ha conseguido con creces.

Esto lo vemos también en puntos como su chasis, típico en este tipo de motos, y donde Triumph ha desarrollado formas completamente nuevas para darle un falso aspecto rígido en su zaga, pero que gracias a una suspensión de tipo Cantilever con un monoamortiguador de sistema progresivo ubicado justo bajo el asiento, se consigue una gran comodidad en orden de marcha. La suspensión delantera, pese a carecer de regulación, llega con un tarado acorde a su tipología, y en conjunto con la trasera, logra un gran compromiso tanto para una conducción relajada como para una conducción algo más alegre.

Otro ejemplo de buen hacer en esta Bobber lo he encontrado en sus frenos. Pese a que pueda parecer que un solo disco y pinza de doble pistón en el tren delantero pueda quedarse justo a la hora de frenar fuerte, lo cierto es que empleado ambos frenos a la vez se consigue detener la moto de forma contundente, contando en todo momento con la ayuda inestimable del ABS, el cual por cierto, es muy poco intrusivo. Quizás una bomba radial aumentaría la potencia de mordida pero esto podría llegar a ser más perjudicial que beneficioso en este tipo de moto.

La combinación llanta-neumático es otro punto característico en este tipo de motos. Normalmente se emplean medidas parejas, pero en el caso de la Bonneville Bobber, se recurre a llantas de radios de 19" en la parte delantera, y 16" en la parte trasera, y en ambos casos, empleando neumáticos radiales Avon Cobra AV71 desarrollados específicamente para este modelo, los cuales permiten reducir la masa suspendida y mejorar la maniobrabilidad a alta velocidad.

Para el músculo, Triumph también ha contado con su nueva mecánica de 1.200 cc, aunque a diferencia de la Bonneville T120 y Thruxton, este cuenta con una puesta a punto específica con el que se logra más potencia y par a menores revoluciones, fijando sus cifras en 77 CV a 6.100 rpm y 106 Nm a tan solo 4.000 rpm. Estos cambios se notan ya desde la parte baja del cuenta, aportando un extraordinario empuje desde tan solo 2.000 rpm, y haciendo que el rango de revoluciones que va de las 2.000 hasta las 5.000 vueltas sea especialmente vibrante.

A todo esto hay que sumarle una ausencia prácticamente total de vibraciones, algo poco común en este tipo de motos, y que nos permite estirar las revoluciones si así lo deseamos aunque claramente innecesario. También debo alabar el depurado estilo de sus escapes dobles de acero inoxidable cepillado, los cuales emiten un delicioso sonido bronco cuando circulamos una marcha por encima y a bajas revoluciones, y un contenido petardeo cuando soltamos el gas.

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