Cambiando al apartado tecnológico, Triumph vuelve a demostrar que la modernidad no está reñida con lo clásico. En la nueva Bobber, se han esmerado a conciencia para conseguir un aspecto totalmente genuino pero sin interferir en la comodidad y dinamismo que ofrece una moto actual. Prueba de ello lo encontramos en su acelerador electrónico, embrague asistido y modos de conducción, o bien en su control de tracción desconectable, faro trasero de LED y panel de instrumentos de una sola esfera, el cual nos aporta toda la información necesaria para conducir con total tranquilidad.
Respecto a la ergonomía, en el estilo bobber se cuenta con una posición de conducción propia, y Triumph ha sabido reflejarla a la perfección sin comprometer la comodidad que una moto de producción en serie debe ofrecer a su futuro propietario. Esto se refleja sobre todo en su nuevo asiento flotante, el cual además de contar con un diseño único y muy llamativo, puede regularse de forma sencilla en distancia y longitud, lo que permite adaptarlo a tu fisionomía y estilo de conducción. Por supuesto su nuevas geometrías también juegan un papel determinante en su manejo, ya que pese a incrementarse la distancia entre ejes y su lanzamiento, esta demuestra un dinamismo poco usual en el mundo custom.
En esta toma de contacto, en la que hemos disfrutado de una climatología perfecta y las espectaculares vistas que nos ofrece la sierra oeste de Madrid, puedo decir que mis primeros kilómetros sobre la nueva Bonneville Bobber han sido más que positivos. Soy fan de este estilo, y mis expectativas eran elevadas por saber si Triumph habría sido capaz de lograr una perfecta armonía entre su refinado carácter inglés y la robustez que suelen acompañar a este estilo de motos, y vaya si lo han logrado.
De un primer vistazo te das cuenta que todos los detalles están cuidados a conciencia y simplificados al máximo como debe ser en este tipo de motos. Sobre ella cuentas con una posición cómoda, estudiada para el disfrute, y en cuanto arrancas y escuchas el bramido de los escapes sabes que la cosa promete. En los primeros compases de la prueba en los que el entramado urbano te obliga a maniobrar algo más, sus casi 240 kilos con todos sus líquidos no se hacen demasiado pesados de mover, aunque sí es cierto que su radio de giro no es muy amplio y en las rotondas es fácil tocar con el estribo si cierras mucho la dirección.
Su dinámica cambia al salir a carretera abierta, entorno donde realmente se disfruta esta moto. Su motor bicilíndrico sigue contando con la linealidad característica de Triumph, pero ahora con el añadido de un mayor empuje a bajo régimen que te permite aceleraciones más enérgicas. El trabajo llevado a cabo en puntos como su nuevo chasis, parte ciclo y neumáticos específicos, sorprendentemente permite practicar una conducción más 'alegre', haciendo que enlazar curvas a buen ritmo sea más fácil de lo esperado, y las suspensiones, con un punto extra de rigidez, son capaces de absorber a la perfección las irregularidades del asfalto, dando claros síntomas de solidez y aplomo sea cual sea nuestro ritmo.
Por si todo esto no fuese poco, como es habitual, Triumph ofrece un amplio catálogo de más de 150 accesorios para personalizar tu Bobber, como nuevos escapes Vance & Hines, asientos con diferentes tapizados, manillar 'cuelgamonos' o semis, o bien una nueva luz diurna de LED, diferentes tipos de alforjas o un nuevo amortiguador FOX. Todo ello acompañado por dos nuevos 'kits de inspiración' denominados 'Old School Bobber' y 'Quarter Mile Bobber', así como de un nuevo catálogo de ropa específica para no desentonar con su estilo.
En definitiva, y a expensas de llevar a cabo una prueba más exhaustiva, puedo predecir sin miedo que Triumph ha acertado con esta arriesgada apuesta, donde muchos factores se juntan para ofrecer una moto sobresaliente.
Colores 2017
- Ironstone mate / Morello Red / Competition Green & Frozen Silver / Jet Black
Precio
- A partir de 12.900€
Kit de inspiracion 'Old School Bobber'
Kit de inspiracion 'Quarter Mile Bobber'
Páginas: 1 2