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Pedro Acosta atraviesa uno de los mejores momentos desde que aterrizó en MotoGP en 2024. El murciano de 21 años, piloto del Red Bull KTM, viene de firmar dos cuartos puestos en Barcelona y ya es quinto en la general, con 22 puntos de ventaja sobre Franco Morbidelli. Pero antes de la cita catalana, tuvo tiempo para cumplir un capricho: probar un KTM X-Bow en el circuito privado de Heinz Kinigadner, el "Kini Motorpark" de Castellolí.
Acosta no estuvo solo. Su compañero Brad Binder le acompañó en esta jornada de máxima potencia organizada por el expiloto austriaco, doble campeón del mundo de motocross. Kinigadner lo cuenta sin rodeos: "Pedro llegó el martes por la noche con su jefe de equipo y dos amigos y dio cinco vueltas. Se salió de la pista tres veces, ¡por suerte nunca de forma dramática! El jueves llevó a Brad como copiloto. Incluso condujo el gran GT X-Bow, con 600 CV. El mío tiene unos 300 CV. Pedro se lo pasó genial".
La adaptación no fue inmediata. "Lo que se notó, incluso con Brad, fue que ambos perdieron brevemente el control del coche en la primera vuelta", analiza Kini. "Cuando un motorista se sube a un coche ya no tiene miedo; de repente, tiene un arnés de cuatro puntos y un monocasco a su alrededor. Están acostumbrados a la velocidad y lo disfrutan".

El trazado catalán también ayudó a que Acosta se sintiera como en casa: "Le encantó especialmente el circuito de Castellolí, con sus subidas y bajadas; el otro circuito es Portimao, que dijo que podría ser más adecuado para él. Este lo considera su segundo favorito", añade el tirolés.
Para quienes no lo conozcan demasiado, el KTM X-Bow es un juguete radical, pensado más para circuito que para carretera. Con chasis monocasco de carbono, apenas 790 kilos y motores que van desde los 300 hasta los 600 CV (como el de Acosta), ofrece sensaciones muy cercanas a un coche de competición.


Sin parabrisas ni lujos, obliga a llevar casco y transmite cada bache y cada apoyo directo al cuerpo. Para alguien como Acosta, acostumbrado a la precisión extrema de una MotoGP, subirse a un X-Bow es abrir la puerta a otro tipo de velocidad, con la misma dosis de adrenalina y un punto extra de locura.
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La cita tuvo más protagonistas. Junto a ellos, el veterano organizador suizo Willy Läderach estuvo presente, y la estrella del enduro Josep García, con problemas de movilidad, pudo dar una vuelta en X-Bow acompañado por el propio Kinigadner. Para rematar la jornada, KTM desplegó su brutal taxi de MotoGP con Mika Kallio al manillar, poniendo la guinda a un día de velocidad y sonrisas

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