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Tras fallar el domingo en la Sprint, Álex Márquez sabía que hoy tenía que ganar sí o sí el Gran Premio de Catalunya. El #73 llevaba desde el viernes demostrando que su ritmo era muy superior al de sus rivales, y tras caerse en la Sprint a falta de tres vueltas para acabar mientras lideraba la prueba de forma cómoda, hoy no desaprovechó su oportunidad frente a su público.
Aunque su hermano Marc se lo puso difícil en las primeras vueltas, el menor de los Márquez no tardó en superar al #93 para intentar una escapada que tardó en consolidar. No fue hasta el tramo final de la carrera, con cuatro vueltas pendientes, cuando el mayor de los Márquez decidió tirar la toalla, permitiendo a Álex Márquez tomarse con algo más de calma las últimas vueltas antes de ver la bandera a cuadros para celebrar su segunda victoria del año.
"Estoy muy feliz, muy contento", decía el de Cervera al micrófono de DAZN. "Todavía tengo la espinita de ayer, si te soy sincero, todavía duele, porque podrían haber sido 37 puntos. Hoy me tenía que quitar esa espinita, quizás sin el error de ayer, hoy lo habría cometido en esa curva, así que ha servido de algo".
Para Álex, la de hoy ha sido "una carrera de autocontrol", obligado a moderar su velocidad para no cargarse las gomas: "Tenía más, pero no quería destrozar los neumáticos. Era un amor-odio, el instinto del piloto es abrir gas antes, frenar más tarde, pero aquí no se puede, hay que gestionar, y lo hemos hecho a la perfección".
Sobre la parte final de la carrera, el #73 ha reconocido que "tenía un pelín más" que Marc, y eso ha sido suficiente para "rematar un fin de semana que era muy importante para nosotros", acabando con la mala racha de resultados que comenzó en Brno.
Cuestionado sobre su estrategia para ganar a su hermano Marc, Álex ha explicado que "ha sido un mix de todo, aquí nadie se lleva la medalla, es un trabajo de equipo. Respecto a ayer, la Sprint, hemos bajado la potencia, sabía que al principio la carrera sería mucho más lenta. Cuando un piloto está encima de la moto, lo que quiere es apretar, y cuando ves que tienes más, siempre dudas si estás ralentizando demasiado. Pero me sentía bien y con este ritmo he ido hasta el final".
Parte de su éxito en esta pista se debe, en opinión de Álex Márquez, a su estilo de pilotaje tan particular: "Mi estilo de dejar correr la moto hace que no tenga que exagerar tanto el 'pick-up' (levantar la moto), no tengo que acelerar muy fuerte porque ya llevo mucha velocidad en mitad de la curva. Así gestiono mejor el gas, y este circuito se adapta perfecto a eso, a mi estilo".
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A pesar de saborear y festejar este triunfo, Álex Márquez no olvida que todavía hay pistas en el calendario, como la de Balaton Park, donde lo pasa demasiado mal: "Quedan deberes por hacer. Hay circuitos en los que sufro demasiado, por ejemplo Hungría, que es al contrario. Pero aquí me desenvuelvo bien, había que aprovecharlo y lo hemos hecho".