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Una de esas motos que ya no se ven, que marcaron una época dorada y que hoy solo aparecen en subastas selectas, exposiciones o colecciones privadas. Así es esta Yamaha YZR500 Harris de 1993 que acaba de ponerse a la venta. Una moto de Gran Premio, de las auténticas, con motor de dos tiempos V4, chasis británico y una historia que conecta directamente con el Mundial de 500cc.
Lo que se ofrece no es solo una pieza mecánica de alto nivel, es una cápsula del tiempo. La moto monta un motor Yamaha 500cc V4 de dos tiempos, derivado del modelo de fábrica YZR500 0WC1 con el que Wayne Rainey ganó su primer título mundial. Aunque esta versión se entregó a equipos privados, sus cifras son todo menos modestas: 150 caballos de potencia a 12.500 rpm para mover solo 135 kilos. Una bestia.
A comienzos de los 90, Yamaha impulsó este tipo de proyectos para dar acceso a equipos satélite a material competitivo. Así nacieron las YZR500 privadas, con motores oficiales y chasis alternativos. En este caso, el chasis es un doble viga de aluminio fabricado por Harris Performance, con componentes firmados por marcas como Öhlins (suspensiones), AP Racing (frenos) o Marchesini (llantas). Todo con el sello de competición de época, sin concesiones.
Esta unidad en concreto formó parte del equipo Harris GP con Sean Emmett a los mandos, dentro de la estructura gestionada por el propio Steve Harris y patrocinada por Shell. Estuvo activa entre 1992 y 1995 en el Mundial, compitiendo contra los gigantes de fábrica. No ganaban títulos, pero sí respeto.
La moto se encuentra operativa, en buen estado de conservación considerando su edad, y lista para encender emociones. Lleva encendido y pruebas recientes tras su última exposición en un museo privado. Se entrega con múltiples piezas extra, incluyendo discos de carbono, llantas, carenados de repuesto, pistones y caballete trasero. Además, mantiene componentes tan exclusivos como los carburadores de magnesio y la centralita original de fábrica.
Esta Harris Yamaha YZR500 de 1993, referencia de stock AMGP770, se ofrece solo bajo demanda. Se trata de una venta directa de particular, con envío internacional disponible. El kilometraje es desconocido, pero la moto se entrega con pistones nuevos montados y un juego de pistones forjados usados de fábrica como recambio. Evidentemente, el precio es desconocido... Pero barata no tiene pinta de ser.
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Para los que conocen la historia del motociclismo, esta no es solo una moto, es una oportunidad irrepetible. Y para los coleccionistas más exigentes, representa el último respiro de una era en la que los 500 de dos tiempos rugían sin filtros, con humo, con violencia y con gloria
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