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La larga y agónica espera para Jorge Martín está a punto de terminar. El vigente campeón del mundo de MotoGP ha recibido finalmente el visto bueno de los médicos para volver a subirse a su Aprilia RS-GP25. La cita, marcada en rojo en el calendario del piloto y de todo el equipo, será este próximo miércoles 9 de julio en el Misano World Circuit Marco Simoncelli, en un test privado que se antoja absolutamente crucial para definir su futuro más inmediato.
El anuncio, confirmado oficialmente por Aprilia Racing este lunes, llega justo después de que el madrileño fuera declarado no apto para competir en el Gran Premio de Alemania de este fin de semana. A pesar de que sus múltiples fracturas en las costillas y, sobre todo, en el delicado escafoides, aún no han consolidado al 100%, los doctores han considerado que su evolución es lo suficientemente positiva como para permitirle realizar una prueba controlada sobre el prototipo de MotoGP.
Este test es posible gracias a una nueva normativa impulsada, irónicamente, por la propia Aprilia. El reglamento ahora permite que un piloto que se haya perdido tres o más Grandes Premios por lesión, como es el caso de Martín, pueda realizar una jornada de test privado para evaluar su estado físico antes de un regreso a la competición. Es una oportunidad de oro para que el campeón, lejos de la presión de un fin de semana de carreras, pueda verificar sus sensaciones reales sobre la bestia de Noale.
La preparación de Martín para este momento ha sido metódica e intensa. Tras recibir el alta médica parcial la semana pasada, el piloto no ha perdido un segundo. Además de las interminables sesiones de fisioterapia y entrenamiento en bicicleta, la semana pasada alquiló el Circuit de Barcelona-Catalunya para completar dos jornadas de tandas a los mandos de una Aprilia RSV4 de calle, buscando recuperar el ritmo y la confianza sobre dos ruedas. Unas pruebas que se sumaron a las pocas vueltas que ya dio a principios de mes durante el evento Aprilia All-Stars, también en Misano.
El objetivo de la prueba del miércoles es claro y unánime tanto para el piloto como para el equipo: evaluar si el proceso de recuperación está lo suficientemente avanzado como para afrontar un Gran Premio completo. La potencia, la rigidez y las frenadas de una MotoGP son el examen definitivo para su mermado físico. Del resultado de este test dependerá su participación en la siguiente cita del calendario, el Gran Premio de la República Checa en Brno, la última carrera antes del parón veraniego.
Tanto el CEO de Aprilia Racing, Massimo Rivola, como el mánager del piloto, Albert Valera, ya habían señalado en Assen que un regreso en Brno era una posibilidad real, siempre y cuando el test fuera satisfactorio. Sería la última oportunidad para que Martín compita antes de las largas vacaciones de verano, un periodo que podría aprovechar para completar su recuperación y afrontar la segunda mitad de la temporada con garantías.
Hay que recordar que la temporada 2025 de Jorge Martín ha sido una auténtica travesía por el desierto. Tras una pretemporada en la que apenas pudo dar unas vueltas en Sepang, se lesionó de gravedad en la carrera del domingo del Gran Premio de Qatar, la única en la que ha participado.
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Desde entonces, se ha perdido seis Grandes Premios consecutivos, a los que se sumará el de Alemania este fin de semana. El test de Misano es, por tanto, mucho más que una simple prueba; es el primer rayo de luz al final de un larguísimo túnel.
