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En un mundo donde las superbikes se miden a base de cifras de potencia, aceleraciones brutales y electrónica de ciencia ficción, hay motos que van por otro camino. Motos que no buscan vender miles de unidades ni lucirse en escaparates. Motos como la NCR Millona One Shot, una criatura forjada con mimo, con materiales exóticos y con una genética de carreras que no entiende de concesiones.
Para entender esta moto hay que retroceder hasta 1967, cuando nació la firma NCR en un modesto taller de las afueras de Bolonia. Con Rino Caracchi, Giorgio Nepoti y Rizzi al frente, comenzaron a trabajar sobre plataformas Ducati, firmando joyas de competición que dejaron huella. Una de ellas, la mítica Ducati 900NCR, fue la montura con la que Mike Hailwood ganó el Mundial de Fórmula 1 en el TT de la Isla de Man en 1978.
Décadas más tarde, en 2005, la historia volvió a girar con la aparición de la Millona, la primera moto completamente diseñada por NCR, concebida desde el principio para devorar circuitos. En 2009, llegó su evolución definitiva: la Millona One Shot. Una moto que no solo era diferente, sino directamente radical.
Esta superbike está impulsada por un motor Ducati derivado de la Multistrada 1000DS, llevado hasta los 1080 cc y afinado por las manos expertas de NCR. La cifra final ronda los 116 caballos de potencia, pero más allá del dato, lo que impresiona es cómo se entregan: gracias a componentes como bielas de titanio, pistones de alta compresión y un embrague antirrebote desarrollado por NCR CORSE y EVR.
El chasis, completamente artesanal, emplea una estructura de aluminio Alu4.0 con un peso de apenas 3,9 kg. Las suspensiones no se quedan atrás: delante, una horquilla Öhlins de alto nivel; detrás, un monoamortiguador Mupo con componentes de Ergal 7075 completamente regulable, desarrollado durante la temporada de competición de 2006.
Y si el corazón es puro nervio, el resto de la moto no desentona: escape de titanio, llantas de fibra de carbono, frenos Brembo y un diseño afilado pensado para el ataque en pista.
Cada unidad es montada a mano por los técnicos de NCR, numerada y pensada exclusivamente para el circuito. El peso total: unos escandalosos 125 kilos. Para ponerlo en contexto: es más ligera que muchas 600 del Mundial de Supersport, pero con más potencia y mejor parte ciclo.
Ahora, uno de estos ejemplares —concretamente una unidad de 2013 importada desde Australia— se encuentra disponible en Estados Unidos. Apenas ha rodado cinco horas desde su montaje y conserva todos los componentes originales. Incluye, además, una revista australiana de diez páginas dedicada exclusivamente a esta unidad, como si hiciera falta más pedigrí.
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Su precio, como no podía ser de otro modo, está a la altura de su exclusividad: cuesta 73.200 euros, lo mismo que dos Panigale V4 S nuevas salidas de fábrica. Una cifra que puede parecer desorbitada… hasta que se escucha arrancar. Porque esto no es una moto: es una declaración de intenciones. Puedes encontrar el anuncio completo en este enlace.
