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En el universo Ducati, tres nombres brillan con luz propia por haber conseguido lo que parecía imposible: ser campeones del mundo con la Desmosedici. Casey Stoner, en 2007, Pecco Bagnaia, en 2022 y 2023, y Jorge Martín (2024) son los únicos que han logrado domar la bestia italiana. Sin embargo, según Cristian Gabarrini, jefe de mecánicos de Casey y Pecco en distintos momentos de su carrera, no podrían ser más diferentes sobre una moto.
“Pecco es lo opuesto a Stoner, pero similar a Lorenzo en cuanto a estilo de pilotaje, enfoque de la velocidad y ética de trabajo”, afirmó Gabarrini en una reciente entrevista para el canal oficial de YouTube de Bagnaia. Y si alguien tiene autoridad para hablar sobre este trío de campeones es él: fue ingeniero jefe de Stoner en su temporada gloriosa con Ducati y luego lo acompañó a Honda, donde volvieron a triunfar en 2011. Más tarde, trabajó con Jorge Lorenzo, antes de regresar a Ducati para convertirse en uno de los pilares técnicos de Bagnaia.
Gabarrini no se anda con rodeos a la hora de comparar. Stoner, según él, era puro instinto: “Era completamente diferente. Más instintivo”. En cambio, con Bagnaia el trabajo sigue un guion más racional. “La forma en que Pecco aborda los problemas y su método de trabajo se parece mucho al de Jorge”, explicó. Esa comparación no se detiene en la actitud: también en pista ve similitudes. “Los estilos de pilotaje son similares con Jorge. El de Pecco es una evolución del de Jorge: suave, sereno, con movimientos mínimos”.
Este estilo más pulido ha sido clave en la evolución de Ducati como moto. “Pecco fue el primero en realmente aportar velocidad en curva a Ducati, en una época en la que la moto no era precisamente famosa por girar bien”, recordó Gabarrini. Un dato no menor, si se tiene en cuenta que durante años la Desmosedici fue sinónimo de potencia desbocada en línea recta, pero con muchas deudas en el paso por curva.
Si bien Stoner dominó la temporada 2007 con mano de hierro, incluso él ha reconocido en más de una ocasión que aquella Ducati no era ninguna maravilla en términos de manejabilidad. “Excepto en cuarta y quinta marcha, no era realmente buena en nada”, dijo el australiano tiempo atrás. “No giraba. Era bastante estable en frenada, pero no tenía una gran potencia de frenado”.
A pesar de ello, Stoner ganó diez carreras ese año y superó ampliamente a su compañero de equipo, Loris Capirossi, que terminó séptimo en la general. La diferencia entre su talento y el rendimiento de la moto dejó claro que el australiano hizo magia con lo que tenía.
Después del título de Stoner, Ducati pasó 15 años sin volver a saborear la gloria. Ni siquiera nombres como Valentino Rossi o el propio Jorge Lorenzo lograron adaptarse del todo al carácter rebelde de la Desmosedici. Todo cambió con la llegada de Gigi Dall’Igna como director técnico, quien lideró una transformación profunda del proyecto.
La recompensa llegó con Bagnaia, el primer italiano campeón con Ducati y también el primer compatriota de Rossi en lograr el título desde 2009. Repitió la hazaña en 2023, aunque en 2024 cedió el trono ante Jorge Martín, otro piloto Ducati, pero del equipo Pramac. Hoy, con Marc Márquez liderando el campeonato a bordo de una GP25, la marca de Bolonia sigue en la cima de MotoGP.
Aunque Bagnaia no está atravesando su mejor momento con la última versión de la moto, Gabarrini sigue siendo una pieza clave en su garaje. Y su filosofía no ha cambiado con los años: “No diría que hay un secreto, pero siempre he buscado la máxima transparencia y honestidad con los pilotos”, aseguró. “Nunca ocultar cosas, nunca mentir, nunca endulzar nada. Eso siempre ha funcionado”.
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Para Gabarrini, la clave está en construir confianza, algo que considera esencial para encontrar la puesta a punto ideal: “No significa que no cometamos errores. Claro que los cometemos. Pero con confianza, todo es más fácil”. Trabajar con Bagnaia, según él, es un proceso fluido: “Es fácil trabajar con Pecco. Es inteligente y rara vez pierde los nervios. Incluso cuando está molesto, es manejable”.