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El Mundial de Motociclismo necesita abrirse a nuevos mercados, o bien recuperar aquellos en los que, históricamente, siempre mantuvo una gran influencia. Ahora que Liberty Media ha comprado Dorna, la lógica dice que la empresa norteamericana tratará de amplir el alcance del campeonato como ya hizo en su momento con la Fórmula 1, y sin duda Estados Unidos es un caramelo muy jugoso donde la pasión por el motorsport se viva con intensidad.
Con sólo una cita anual en suelo estadounidense y sin pilotos en los que el público norteamericano pueda verse reflejado, queda patente la necesidad de que MotoGP se americanice a corto plazo si de verdad quieren penetrar en un país en el que hace tres décadas triunfaban figuras como la de Kenny Roberts, Eddie Lawson, Freddie Spencer o Kevin Schwantz, sin olvidar al tristemente desaparecido Nicky Hayden, el último campeón norteamericano de MotoGP.
La reciente incorporación del Trackhouse Racing a la parrilla de la categoría reina es, sin duda, un primer paso sólido para la reconquista de EEUU. La escudería fundada por Justin Marks y el cantante Pitbull forma parte de la estrategia de Dorna para aumentar su presencia en el mercado estadounidense, y después de absorber a los pilotos y a gran parte del personal del ya extinto CryptoData RNF Team, muchos ven al Trackhouse Racing como un futuro garaje destinado a pilotos nacidos en EEUU, y ahora mismo el mejor posicionado para vestir sus colores en 2025 no es otro que Joe Roberts.
El de Malibú encara este año la que será su séptima temporada en el Mundial de Moto2, una categoría en la que Roberts nunca ha llegado a destacar con fuerza, cosechando en 2020 su mejor resultado hasta la fecha con una séptima posición a final de año. Roberst ha disputado un total de 114 carreras en Moto2, y de momento se ha llevado a casa una victoria y cinco podios más, el último cosechado en la pasada cita de Portimao, donde acabó segundo por detrás del español Aron Canet.
Pese a no contar con un palmarés de éxito, ya hay voces en el paddock que sitúan a Joe Roberts como uno de los dos pilotos del Trackhouse Racing con vistas a 2025, ya sea sobre la moto de Raúl Fernández o la de Miguel Oliveira, ambos sin contrato firmado para el curso que viene.
Precisamente el norteamericano ya fue tanteado por Aprilia a finales de 2020 para formar parte de su escudería oficial junto a Aleix Espargaró, una oferta que Roberts rechazó por aquel entonces en vista de la falta de competitividad que en aquel momento acusaba el prototipo de Noale, la misma moto con la que otros pilotos recién subidos de Moto2 habían fallado estrepitosamente, entre ellos Sam Lowes.
Ahora, sin embargo, el panorama es muy diferente; el Trackhouse Racing cuenta este año con una Aprilia RS-GP 24 en su garaje, concretamente en manos de Miguel Oliveira, y está previsto que en las próximas semanas Raúl Fernández también reciba una moto del año en curso, es decir, la misma con la que Aleix Espargaró y Maverick Viñales comenzaron la temporada.
Roberts, de momento, se está dejando querer por la gente de Trackhouse Racing. Curiosamente, el piloto de 26 años estuvo presente en la puesta de largo que la escudería de Justin Marks llevó a cabo en Los Ángeles, y allí tuvo la oportunidad de hablar con sus propietarios: "Fui a la presentación del equipo, estaba a diez minutos de mi casa en Los Ángeles. Fue un evento muy chulo. Conocí a algunos de los chicos que estaban allí. Son gente muy agradable", comentó Roberts hace unos días en Portimao.
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Al californiano le preguntaron si aceptaría o no una oferta para correr con el Trackhouse Racing en MotoGP el próximo año, a lo que Roberts respondió que "sí", argumentando que "si la oportunidad llama a mi puerta, ¡por qué no! Seguro que sería fantástico. Pero ahora tengo que centrarme en este campeonato", sostutvo un Roberts que, de momento, marcha segundo en la general de Moto2 con dos puntos menos que Canet, líder de la general.