 Por John Fernández @johnnyfumi |
No hay nada como tener dinero. Y eso, trasladado al mundo del motorsport no solo significa poder hacerte con los coches o motos de tus sueños, sino ir un paso más allá: crear tu propio circuito. Porque hay un problema: tener un coche o moto de millonario (se nos viene a la cabeza la exclusiva Ducati Diavel x Bentley o una Yamaha GYTR, por ejemplo) tiene algunas cosas malas, como no poder disfrutar de todo su potencial.
Pobres multimillonarios, que nadie piensa en ellos. Bueno, sí: una empresa japonesa. En consecuencia, han construido el llamado ‘The Magarigawa Club’, un exclusivísimo trazado ubicado entre las impresionantes vistas del Monte Fuji y de la Bahía de Tokio. Un lugar en el que probablemente no puedas entrar sin tener muchos, muchos ceros en tu cuenta del banco.
Este autódromo reservado para miembros del club (esto es un concepto excluyente pero muy habitual en la alta sociedad). Y te preguntarás qué necesitas para ser miembro de esta limitada sociedad de coches y motos de lujo. Pues bien fácil: tener algo de presencia, una buena burra con suficientes caballos de potencia y 230.000 euros anuales, que es lo que cuesta la cuota de membresía.
Situado a 70 kilómetros del corazón de Tokio, el trazado es ideal, al menos para la vista. Su disposición es bastante particular, y ha sido ideado por el mismo estudio que se encargó de rediseñar Silverstone, Nürburgring, Sepang, Yas Marina y hasta el trazado urbano de Valencia. Son los alemanes de Hermann Tilke.
Del lápiz a la realidad. Este exclusivo circuito tiene 3,5 kilómetros de largo, repartidos en 22 curvas y una recta de 800 metros para poner los coches y motos a lo que del acelerador. No es precisamente recto, sino que tiene una altitud variable de hasta 250 metros. De hecho, el 20% es cuesta arriba, y el 16% cuesta abajo.
Escondido entre montañas y en un lugar privilegiado, la experiencia no acaba ahí. La cuota de 230.000 euros incluye bastantes comodidades para todos los que quieran sacar su moto (o coche) a pista. Por ejemplo, un equipo de mecánicos en un pit lane climatizado, cursos de conducción deportiva y otros tantos servicios no relacionados con el mundo del motor, como piscinas, gimnasios, cocina de lujo…
Todo nació de la idea de un multimillonario japonés, Kenzo Watari, CEO de la empresa Cornes & Company que se dedica al sector de los vehículos de lujo. Quería un bonito lugar para disfrutar con su esposa y su hija, y en la idea personal vio una oportunidad de negocio que acabó explotando para todos aquellos millonetis aficionados al mundo del motor.
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Hay incluso un vídeo en el que podemos ver al detalle este circuito que también tiene helipuerto. Sus curvas de locura, sus grandes escapatorias, su delicada construcción con pendientes y desniveles de infarto… Rustir tu moto deportiva aquí tiene que ser un lujo, y nunca mejor dicho.
