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Las redes sociales están plagadas de imitadores de Ghost Rider, el primer motorista que se hizo viral en Internet gracias a los vídeos onboard que compartía en los que se zafaba de la policía sueca a velocidades superiores a los 300 km/h, protagonizando persecuciones casi de película.
Su vídeo más famoso, Uppsala Run, acumuló decenas de millones de visualizaciones en todo el mundo -además de vender miles de copias de su DVD-, y hoy no son pocos los motoristas que intentan imitar sus hazañas, convencidos de que todavía existe el anonimato total en Internet.
La última víctima de esta moda ha sido un Instagramer francés que llevaba meses compartiendo en esta red social vídeos que él mismo grababa desde su motocicleta, una GSX-R 750, poniéndose a velocidades absurdas y esquivando a la policía cada vez que llegaba a un control.
La primera vez que este motorista quedó retratado por la gendarmería de tráfico de Saint Etienne fue el pasado mes de julio, tras hacer saltar un radar a 110 km/h en una zona urbana limitada a 50 km/h. La policía le dio el alto, pero él hizo caso omiso y siguió su camino, convencido de que no podrían hacerle nada al haber retirado previamente la matrícula.
Hace un par de semanas, en noviembre, este imitador de Ghost Rider volvió a ser cazado por las fuerzas del orden, esta vez a 226 km/h en una autovía; una vez más, la policía motorizada de Saint Etienne montó un dispositivo para frenarle, pero el motorista les esquivó.
En esta ocasión, a sabiendas de que el infractor volvería a escaparse una vez más, los policías le grabaron con un teléfono móvil a su llegada al control, y ahí descubrieron un detalle que fue clave para encontrarle: una palabra rusa inscrita en la parte trasera del mono, acompañado del dibujo de un lobo.
Con esos datos en manos, y sabiendo que el motorista iba a bordo de una Suzuki GSX-R 750 roja y blanca, la policía solo necesitó tirar del hilo en redes sociales hasta dar con un motorista de 28 años que coincidía con la descripción del vídeo. Una visita rápida a su domicilio confirmó que este joven llevaba meses grabándose al manillar de su moto, llegando a alcanzar velocidades de hasta 289 km/h en carretera abierta, y con todas las pruebas en su poder (más de 250 gigabytes de vídeos) y todo el material de filmación en manos de la policía, la Gendarmería del Loira le detuvo y le confiscó la moto.
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Tal y como explica el cuerpo policial de Saint Etienne, el detenido estaba "totalmente convencido de que sin una matrícula nunca sería identificado. Tan malo para él y mucho mejor para la seguridad de los usuarios de la carretera. Las investigaciones tardaron, pero al final se acabó el juego, carnet retirado, pena de seis meses en suspenso, varias multas y confiscación de la motocicleta", remataban en el comunicado publicado sobre esta detención.
