 Redacción @todocircuitoweb |
La de 2023 podría ser la primera y última temporada de Miguel Oliveira sobre una Aprilia RS-GP; el piloto de Pragal es, a día de hoy, el máximo candidato para subirse a la moto de Marc Márquez en 2024 ahora que el #93 ha tomado la decisión de irse a Gresini la próxima campaña, un movimiento que se antoja complicado pero a la vez viable para un Oliveira cuyo sueño es competir con un equipo de fábrica lo antes posible, ya sea Aprilia o la propia Honda.
De momento, el luso está cerca de completar una temporada más plagada de sombras que de luces, aunque no por su culpa; su caída en Portimao tras ser embestido por Marc Márquez y su posterior accidente en Jerez -de nuevo golpeado por otro piloto, en este caso Fabio Quartararo- complicaron la adaptación del piloto de Pragal a su nueva RS-GP, un prototipo muy distinto en concepto y comportamiento a la KTM RC16 que pilotó durante las cuatro últimas temporadas.
En una charla con la web oficial de Motogp.com, Miguel ha reconocido que "desde luego no ha sido el inicio de temporada que quería con Aprilia, ha habido momentos en los que me habría gustado rendir mejor, sobre todo el no lesionarme", lamenta el portugués, que ha tenido que esperar a esta segunda mitad de campaña para encontrar cierta estabilidad en sus resultados.
"Portugal fue un momento complicado, era el inicio de la temporada", rememora ahora el integrante del RNF Team. "Me lo tomé con bastante naturalidad, fue un incidente de carrera. Lo que me hacía seguir adelante era que, cada vez que me subía de nuevo a la moto, lo hacía bien, era competitivo y rápido. Esto me mantuvo motivado para volver más fuerte. Durante la primera mitad del año y también la segunda hemos tenido algunos momentos buenos donde he podido demostrar que puedo ser muy competitivo con esta moto".
A pesar de que le sigue fallando demasiado a menudo en carrera, Miguel está convencido de "haber llegado a un nivel en el que mi estilo de pilotaje se adapta bien a la Aprilia. Tuve que quitarme algunos hábitos viejos que tenía con la KTM y que no funcionaban para nada con esta moto. También me ha ocurrido con el equipo, nos ha llevado un tiempo entendernos y saber lo que necesitaba de la moto para ser más rápido. Ha sido un desafío para ambas partes, un trabajo en equipo".
Pese a que tiene contrato en vigor con Aprilia hasta 2024 -los de Noale abonan su nómina-, Oliveira no ha desestimado el interés que Honda ha puesto en él para convertirle en el compañero de equipo de Joan Mir la próxima temporada. El portugués sabe que, de momento, Aprilia no le ascenderá al equipo oficial hasta mínimo 2025, y eso suponiendo que no llegue otro piloto para quitarle el puesto.
El dorsal #88 es consciente de que "en el MotoGP actual un asiento de fábrica no te garantiza que lo vayas a hacer mejor", explicando que "hemos visto a pilotos no oficiales estar en el top 5 del campeonato con motos que podían ser de fábrica o satélites, incluso dentro del top 3".
Oliveira -que ya fue piloto de fábrica con KTM en 2021 y 2022- sabe que correr para un equipo oficial "es un trabajo y una responsabilidad extra para el piloto", pero al mismo tiempo no oculta que "al final el objetivo de cualquier piloto es estar dentro de un equipo de fábrica", y ese es mayor prioridad en este momento.
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"En mi opinión, un asiento de fábrica ayuda más al piloto en el sentido de que pude conseguir el mejor apoyo posible que la fábrica puede concederle cuando quizás no tienes el mejor paquete o la mejor moto", asevera Oliveira, que califica de "privilegio que un fabricante como Honda se fije en mí" porque, repite de nuevo, "el objetivo de todo piloto es estar en una moto y un equipo de fábrica, y yo quiero que esto suceda lo antes posible. Sería un placer hacerlo con Aprilia", matiza Miguel al término de su entrevista.
