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Álex Rins lleva fuera de combate desde su aparatosa caída en Mugello. El piloto del LCR Honda se fue al suelo en el trazado italiano, recibiendo una cara factura: doble rotura de tibia y doble rotura de peroné. Pasó 16 días ingresado en un hospital de Madrid fruto del accidente en la Sprint Race del GP de Italia, y desde entonces su proceso de recuperación ha sido lento pero fructífero.
En un vídeo publicado por el propio equipo, Rins ha ido mostrando lo duro de su recuperación, empezando por cómo sucedió todo: “Lo que pasó es que tenía a Aleix (Espargaró) delante e hice más paso por curva de lo que hice en la vuelta anterior, abrí el gas un poco más bestia, más agresivo y salí volando. Salí volando con la mala suerte de caer de rodillas y de ahí esta obra de arte”, explica el piloto, ahora con cierta sorna, después de haber pasado por un proceso “un poco duro”.
La caída y la recuperación no fueron motivo para detener sus planes de boda con su ahora mujer Alexandra, narra Rins: “Tengo frita a la pobre, se preocupó muchísimo como es normal”, relata. Tuvo que acudir incluso en silla de ruedas a dar el ‘sí quiero’: “Me dijo, ‘Alex, si quieres la aplazamos’. Claro, estás en el hospital con el yeso, recién operado y dices: ‘Joder, me he hecho dos trajes a medida para la boda, a ver cómo van a entrar’”.
Aunque dice que “la palabra verano no existe para mí”, menciona que “no paro”. ¿Qué hace en su proceso de recuperación? “Gimnasio, por la mañana, super inductiva después… Verano se traduce como playa, desconexión, moto de trial, buggy… Y con la pata de así, poco. Tachamos la palabra”, confiesa el piloto español.
A lo largo de este proceso de recuperación, el más duro, apuntilla, “lo traduzco a dolor tres horas después de operarme. Me pusieron epidural y tres horas después se me despertó la pierna mala, recién operada y la otra dormida. Estuve todo el día con mucho dolor, llorando de dolor”.
Para Rins la lesión llegaba en un dulce momento en pista. Un año duro para Honda, pero en el que él ha sido capaz de cosechar un primer puesto muy sabroso con una moto, dice, cuya “adaptación ha sido súper rápida, lástima de la caída porque estaba muy bien”, cree el dorsal #42.
Todo un proceso que “se lleva con ansia, cuando sabes que te vas al hospital quieres que llegue ya, así como el último día de hospital en Madrid. La última noche no dormí nada del ansia”.
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¿Su objetivo? Lo tiene bien claro: “Estoy haciendo todo esto, invirtiendo tantas horas para llegar lo antes posible y tocar las pelotas al equipo, que sé que me echan de menos”.