 Redacción @todocircuitoweb |
Ducati y Gresini han logrado recuperar la mejor versión de Álex Márquez; el de Cervera vuelve a sonreír y a sentirse de nuevo competitivo sobre una moto, la Desmosedici GP22, que parece adaptarse como un guante al estilo de pilotaje del dos veces campeón del mundo, un piloto llamado a hacer grandes cosas ahora que se siente arropado por una fábrica del calibre de Ducati.
Si bien el #73 no ha tenido suerte en los tres últimos grandes premios a causa de las caídas, en pistas como Argentina -donde celebró su primer podio como ducatista- o en Portimao ya dejó claro que su velocidad actual poco tiene que ver con los malos resultados que cosechó en Honda, especialmente en las dos temporadas que pasó dentro del box del equipo satélite de Lucio Cecchinello.
En conversación con Speedweek.com, el catalán reconoce que su etapa al manillar de la RC213V fueron "tres años difíciles" de los que sacó un gran aprendizaje para el futuro: "Cuando tienes problemas, aprendes más. Después de tres años difíciles, especialmente los dos últimos, he aprendido mucho y he mejorado como piloto", admite Álex.
Su estreno en MotoGP "no fue tan malo" recuerda ahora; pocos pilotos son capaces de cambiar de categoría y subir al podio, y el menor de los Márquez lo logró en dos ocasiones vistiendo los colores del equipo Repsol, un garaje en el que se sentía "muy bien" y donde cree que le faltó "continuidad" para haber seguido progresando sobre la RC213V.
"A finales de 2020 me sentía muy bien. Cuando cambié, fue como empezar de cero otra vez. A partir de ese momento me sentí como olvidado por Honda. No era lo mismo y fue un poco difícil de aceptar, incluso en las primeras carreras", recuerda ahora un dolorido Álex Márquez en alusión a esos dos discretos cursos con las moto del LCR Honda.
Pese a que Álex siempre se sintió arropado por Cecchinello y su gente, no puede decir lo mismo de la fábrica que le pagaba, Honda. Para más inri, el catalán arrancó su aventura junto al equipo LCR sobre una moto que claramente no estaba siendo competitiva en manos de nadie: "La moto también nos dio algunos problemas porque no progresamos bien de 2020 a 2021. Y cuando estás en un equipo satélite, las piezas nuevas llegan más tarde, así que siempre estás un paso por detrás. Es como un círculo vicioso".
El #73 ve cierto paralelismo entre las sensaciones que tenía con la Honda y la situación que está atravesando Joan Mir en las filas del equipo Repsol; Márquez siempre tuvo la sensación de que aquella RC213V no aportaba la más mínima confianza al piloto porque nunca sabías qué iba a pasar en el momento de abrir gas.
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El español admite que este hándicap "es el modo perfecto para perder la confianza" en un prototipo, una sensación que también comparte con Mir después de haber charlado con él: "En Austin hablé con Joan Mir, hablamos de motos y de otras cosas. Y él también tenía esa sensación. Me dijo: 'Con la Honda nunca sabes lo que va a pasar', y yo le contesté: "¡Exacto!", apunta Márquez.
