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Recuperar la sonrisa y la confianza en algo no es fácil. Que se lo digan a Razlan Razali, que desde que llegó a MotoGP en 2019 parece que no ha hecho más que sortear obstáculos con Yamaha. El gran salto de la fábrica japonesa a Aprilia ha sido una ruptura de sus esquemas, para bien, dice ahora el gerente malasio en una entrevista a GPOne.
Razali habla “de algo más que un renacimiento con Aprilia”. El cambio de estructura supuso, dice, “una verdadera satisfacción porque lo que quería desde que entré en MotoGP en 2019 era ser un equipo satélite trabajando para una fábrica, pero una verdadera asociación y no solo pagar las motos y usarlas, no bastaba con ser clientes, queríamos ganar con las motos, y eso fue algo que echamos de menos cuando estuvimos con Yamaha”.
Desde un inicio parece que Razali y Rivola se entendieron: “Me di cuenta de que compartía mi visión con él, los mismos valores”, revela. Algo que también dice, comprobó “en el primer test de Valencia, aunque solo fuera por un día”. Ahora Razali comenta lo unidos que están: “Puedo confirmar lo unidos que estamos, solo mira cómo están organizados nuestros boxes”.
Sobre ello ha mencionado que “antes había un muro que nos separaba del equipo de fábrica de Yamaha. Ahora no hay muro, es como si fuese un gran foso. Llegan Massimo y Romano (Albesiano), entran y salen… Nos comportamos como si fuéramos un solo equipo”, revela el directivo.
Valora todo el proceso como “un verdadero renacimiento” y añade que “desde que entré en MotoGP hemos tenido muchos problemas, y llevamos cinco años”. Comenta que esos problemas van desde “encontrar un fabricante, rehacer un equipo, encontrar patrocinadores”, y que, aunque ahora “no me pueda relajar, puedo disfrutar de la belleza de este deporte de una manera más serena sin estar preocupado por no estar en la próxima carrera”.
Sobre la época en Yamaha dice que “en los cuatro años con Yamaha solo he hablado con Lin Jarvis y un japonés, nunca supe quién hizo qué”, y que ahora, en cambio, “en Aprilia hablas directamente con quien te soluciona los problemas”. Y se une a las críticas contra las estructuras japonesas que ya hemos escuchado en boca de otros muchos pilotos y directivos: “Si tienes un problema con una moto japonesa, te dicen, ‘está bien, lo anotaremos, tal vez lo hablemos en Japón y te lo haremos saber’”.
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A pesar de ello, Razali confía en que las fábricas japonesas no se acabarán retirando a pesar de la sequía de resultados: “Creo que los japoneses como tal nunca se retirarían. Perderían su imagen. Yamaha y Honda son grandes fabricantes, tienen gran pasión por las motos, no creo que puedan pensar en retirarse porque no pueden ganar. Tienen que dar un paso adelante, necesitan un gran cambio”, sentencia.