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De Richard Hammond sabíamos muchas cosas, especialmente los amantes de los coches. Sabíamos que ere caballeroso, y que al volante siempre era exquisito con sus gustos. Sin embargo, no sabíamos, o al menos ha hecho gala en pocas ocasiones de ello, que es un auténtico fanático del mundo de las motos.
Con su talante apuesto y refinado, muy al estilo británico, Richard Hammond se mudó hace ahora 15 años a su nueva casa. Dentro de ella hay muchos espacios. Pero a los moteros solo nos interesaría uno de ellos, y es el motivo por el que estamos aquí hoy: su particular “casa-club”, como prefiere llamarlo él, ya que odia el concepto de “cueva de hombres”.
Pues en uno de los pequeños rincones de esa casa encontramos un auténtico lugar de recreo para los motoristas: una exposición. Forjado a la antigua, las motos van con su estilo; nada de modernidades. Quizá lo más cercano a la actualidad sea una Kawasaki ZXR 750 H1.
Pintada en color verde Kawasaki, es una de las joyas japonesas de las que Hammond está más orgulloso. Una moto con 35 años a sus espaldas. Luego tiene otros tantos modelos más clásicos todavía. Una de las más llamativas es una Supreme de los años 30 que pertenecía a un piloto de Spitfire una marca histórica pero muy exclusiva de la que Hammond guarda el recuerdo.
Tampoco pasa desaparecida una Indian Big Chief de nada más y nada menos que del 1947. Cerca de ella, el orgullo nacional británico, y especialmente de Hammond: una antiquísima Triumph Bonneville Trophy que se siguió fabricando incluso en 2015. Siguiendo con la retahíla de japonesas, el presentador también tiene alguna que otra máquina japonesa.
Una Honda CBX 1000 de seis cilindros es una de las más llamativas. Esta es una máquina única, una exclusiva 6 cilindros de tipo deportivo que daría paso a una versión Super Sport. Esta moto estuvo diseñada por el joven ingeniero Soichiro Irimajiri, que marcaría una época de esplendor en la fábrica japonesa. La Suzuki Katana acompaña a la CBX 1000.
Una de las últimas joyas que podemos ver en el salón de Hammond es una BMW R52 de 1929. Para completar una alineación tan del siglo pasado, nos desvela un detalle muy motero: en el centro de la sala hay una mesa que sube y baja… ¡Con el cilindro de una Harley-Davidson! Tan ingenuo como llamativa, es un detalle que solo está a la vista de los más detallistas.
Luego hace un repaso a otras estancias de la casa, que perteneció a un feriante de arte amante de los coches… Hasta que llega a enseñarnos uno de sus secretos mejor guardados: dos italianas muy llamativas. Se trata de una Ducati 916 Performance y una Ducati 900 SS ochenteras.
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¡Menudo salón gasta el presentador! Aquí puedes echar un ojo al completo al vídeo subido a su canal de YouTube: